El presidente afirma que el temor por Fukushima es «infundado»
FUKUSHIMA. Actualizado: GuardarFukushima recibió a Mariano Rajoy con un cielo encapotado y las calles desiertas. Los vecinos de esta ciudad, capital de la provincia más castigada por el terremoto y el tsunami que provocaron más de 25.000 muertos en marzo de 2011, apenas se prestan a recordar lo sucedido. Casi no quedan ya huellas externas de la tragedia, pero aún pasará mucho tiempo antes de que sus habitantes puedan superar el golpe.
El presidente del Gobierno fue el primer líder occidental en pisar esta tierra tras la tragedia. Eso sí, apenas estuvo 59 minutos y a 40 kilómetros de la zona de exclusión de seguridad y a 60 kilómetros de los restos de la central.
Rajoy llegó en tren bala desde Tokio. Lo primero que comprobó es que la alta velocidad de Japón es más lenta que la española. Invirtió casi una hora y cuarenta minutos en recorrer los casi 300 kilómetros que separan ambas ciudades.
Sin comer ni beber
El jefe del Ejecutivo se trasladó hasta el museo local para participar en la inauguración de la exposición 'Flores de Invierno', en la que el artista español José María Sicilia exhibe una serie de trabajos inspirados en la catástrofe, alguno realizado por niños del pueblo de Tojoku, una de las localidades que con más rigor sufrió el desastre. Eso sí, Sicilia no contó a los profesores de los escolares para qué era el trabajo hasta que lo culminó porque estaba seguro de que el proyecto no sería del agrado de las autoridades.
El jefe del Ejecutivo, que en ningún momento bebió ni comió, llevó a la ciudad un mensaje de solidaridad a los supervivientes de la tragedia. «Cuando se habla de Fukushima fuera de Japón, muchos lo hacen con temor, pero es un temor infundado», indicó. Rajoy confía en que su presencia en la ciudad «ayude a disipar ese temor».
El acto de apertura de la muestra fue breve y austero, aunque solemne. A Rajoy le acompañaron el gobernador de la región, Yuheu Sato, el alcalde de la ciudad, Takamori Seto, y los cuatro 'héroes' de Fukusihma que fueron galardonados en 2011 con el premio Príncipe de Asturias de la Solidaridad. Trasladó el apoyo y la solidaridad del pueblo español al escaso medio centenar de personas invitadas al acto. «No estarán solos, pueden contar con sus amigos españoles».