Concentración de la plantilla ante la nave el día del cierre. :: A. VÁZQUEZ
CÁDIZ

Guipan desmantela la fábrica sin liquidar a los trabajadores

La plantilla denuncia a la empresa por no abonar las nóminas pendientes ni los finiquitos y la acusa de trasladar la producción a otra compañía que gestiona

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Los 37 trabajadores de la empresa Guipan, propietaria de la histórica panadería La Rosa de Oro, viven un calvario desde que el pasado 1 de septiembre la compañía decidiera cerrar la fábrica de la Zona Franca. El anuncio sin previo aviso -encontraron la puerta cerrada con un simple cartel- cayó como un jarro de agua fría a la plantilla que ya venía soportando varios meses de retraso en el pago de las nóminas. Tras varias semanas de espera aún no han recibido ni los salarios que quedan pendientes ni el finiquito. Por eso mismo, los empleados han denunciado la situación formalmente, según informaron fuentes del comité de empresa.

«El cierre es ya un hecho y además en estos días han aprovechado para desmantelar la fábrica», señalaron. Según dijeron, la maquinaria se ha trasladado a otra compañía de reciente creación en el polígono Tres Caminos, a la que «han derivado todos los clientes», aseguraron. La plantilla sospecha que esta nueva fábrica pertenece a los mismos dueños, que «ahora alegan no tener dinero para hacer frente a la deuda». Se trata de la empresa Panes y Bollería del Sur, inscrita en el registro mercantil el pasado 22 de agosto y con el gerente de Guipán como administrador único.

Las fuentes sindicales recalcaron que «no han mostrado ninguna intención de afrontar los pagos pendientes durante las negociaciones» y los han remitido al Fondo de Garantía Social (Fogasa). La deuda oscila entre 3.000 y 5.000 euros por persona además de la indemnización, que en el mejor de los casos iría entre los 2.500 y 8.000 euros.

Recalcaron que la situación es «insostenible» para muchas familias que llevan meses sin cobrar y ahora «tendrán que esperar al menos un mes más para comenzar a recibir la prestación por desempleo». Durante la negociación, los empleados pusieron sobre la mesa la posibilidad de que se adelantara una parte de la deuda y cuando la fábrica tuviera la liquidez suficiente, abonar el resto, pero ninguna de las condiciones ha sido aceptada. De la misma forma, la plantilla también muestra sus dudas sobre los motivos del cierre, que atribuyen cada vez más a una estrategia empresarial que al descenso de la producción. Según explicaron sus portavoces, durante el último año se han manejado entre 20.000 y 30.000 kilos de harina, el mismo volumen que antes de la crisis, sin que descendiera el número de clientes.