La soledad de Lincoln y 'Lady Liberty'
Una multitud de turistas reacciona con enfado y desconcierto al ver truncadas sus visitas a los principales museos y monumentos del país
Actualizado: GuardarLos gestos de incomprensión y enfado predominaron ayer por segundo día consecutivo en los alrededores de los museos, monumentos y parques naturales cerrados por la parálisis de la Administración estadounidense. «Tengo que reconocer que no entiendo qué tiene que ver lo que pase en el Gobierno con la clausura de la Estatua de la Libertad», dijo, decepcionada, Victoria, una turista austríaca que vio truncado su sueño de visitar a 'Lady Liberty' apenas bajarse de taxi al sur de Manhattan. Su caso es tan solo uno más entre la multitud de viajeros que han visto trastocadas sus planificadas vacaciones.
La falta de acuerdo entre demócratas y republicanos para firmar los Presupuestos ha dejado estampas insólitas. Abraham Lincoln amaneció solo, sentado en su asiento de mármol. «Policía, no cruzar», se podía leer en las barreras. Ni rastro de los miles de viajeros que cada día visitan el monumento. Judy Thompson era una de ellas. Llegó desde Los Ángeles con otras cinco amigas con la firme intención de posar ante la estatua del célebre expresidente. «¡Cómo podíamos saber que iba a pasar esto! No puede ser que vengamos para ver los museos de Washington y nos tengamos que quedar en la puerta», denunció.
Aún más traumático ha sido el cierre de la Administración para MaiLien Le y Mike Casesso, dos jóvenes que han trabajado en diversas campañas políticas y tenían fijado casarse este sábado en el Capitolio, el lugar donde se conocieron. «Sabes que la medida va a afectar a personas, pero no lo entiendes realmente hasta que te golpea de esta forma», señaló Casesso, un analista legislativo de 29 años, al diario 'The Washington Post'. Ahora solo les queda esperar y enviar las disculpas a sus 130 invitados, que ya habían empezado a volar desde todo el país para presenciar el enlace.
Los efectos negativos que ya empiezan a notarse en el sector turístico intentan ser combatidos con curiosas iniciativas de los funcionarios que precisamente han perdido sus empleos. Algunos trabajadores federales afectados por la excedencia dedican su tiempo libre a guiar a los viajeros a los lugares que permanecen abiertos. «Mi lema favorito es: 'Yo preferiría estar trabajando para usted'», señala Carl Goldman, director de una oficina asociada a la Federación Americana de Empleados Estatales. «Esta actitud nos dará la oportunidad de demostrarles que somos como cualquier persona que intenta hacer bien su oficio y cuidar de su familia», añade.
Pérdidas millonarias
A modo de solidaridad con los funcionarios afectados por el llamado 'Shutdown' distintos bares y restaurantes de ciudades como Washington ofrecen descuentos para quienes han dejado de cobrar. Sin embargo, el ritmo que muchos se esfuerzan en mantener naufraga ante las cuantiosas pérdidas. Solo en el área capitalina se perderían al día unos 147 millones de euros debido al cierre de los principales destinos turísticos. Sin contar lo que ocurre con los parques naturales nacionales, que reciben unos 280 millones de visitantes al año, lo que se traduce en 14.700 millones de euros.
El impacto también se percibe en la dañada imagen que ofrece el país a unos turistas que contemplan con amargura cómo su esperado viaje dista mucho de lo imaginado. Es lo que le ha ocurrido a Johanne y Nicolai Asmussen, que están de gira con sus hijos, Robert y Rebecca, de 5 y cuatro años. Esta pareja residente en Copenhague había planificado una visita al Museo de Historia Natural debido a que sus pequeños ansiaban ver los colosales esqueletos de dinosuarios. Ellos también tenían previsto contemplar la Constitución y la Declaración de Independencia en el Archivo Nacional.
Los turistas estadounidenses también padecen en gran medida el cierre de la Administración. A sus 71 años, Danny Aiello, un policía retirado de Filadelfia, había viajado a Washington por primera vez. Su familia reunió dinero para regalarle unas vacaciones que le ayudaran a sobrellevar el primer aniversario de la muerte de su esposa. Quería conocer los monumentos y museos de la ciudad. «Los hemos visto, sí, pero desde el exterior. Se suponía que iba a ser un momento de diversión», se lamentó.