LA CONFIANZA
Actualizado: GuardarErrores. No suelen venir solos. El éxito efímero los esconde y provoca que se acumulen en la bandeja de salida. Pero es eso, efímero, y al final todo acaba por explotar. En los últimos años, en el San Fernando se ha trabajado con mayor profesionalidad de lo que exigía la categoría, con tesón, ilusión, altruismo y mucho acierto. Los resultados ahí están.
Pero en ese excelente camino, tan bien marcado, los mismos que corrían han tropezado este verano, perdieron el equilibrio y han acabado de bruces contra el suelo. El motivo del traspié es claro. Desde el club nunca ha existido confianza plena en el entrenador, ese respaldo absoluto que necesitan los técnicos para imponer su disciplina. Juanma Carrillo ni fue la primera opción, ni la segunda, ni 'obviamente' la más cara. No le dieron galones, no le dieron su sitio y él tampoco se lo pudo ganar.
Y eso lo notan todos. Lo aprecia principalmente el vestuario, con jugadores que ya se enfrentaron a Masegosa y que, con lo ganado el año pasado (que de poco vale) pronto se rebelaron con el nuevo, en una posición demasiado débil para quien debe comandar un ejército.
Lo sienten unos directivos que embriagados de triunfos se apropian de un poder que no tienen. Y lo percibe la afición, que por desgracia siempre exige más, es más crítico con el vecino que con el que viene de fuera. Por eso entiendo la decisión de destituir a Juanma. Y comprendo que él mismo quisiera dimitir hace dos semanas, pues veía imposible enderezar el rumbo ¿Qué proyecto? ¿De verdad alguien ahí dentro creía en este proyecto?
Ahora, una vez que desaparece la diana, todos quedan desnudos, y tendrán que empezar a vestirse con trapos más humildes. Directivos, jugadores y afición. Los primeros son los que cometieron el gran error. Los futbolistas han 'ejecutado' la sentencia. Y parte de la hinchada no ha concedido un minuto de tregua a su entrenador. Faltó confianza.