Víctimas rumanas del comunismo acusan al Gobierno de proteger a los verdugos

La decisión del Gobierno de obligar a los antiguos torturadores comunistas a indemnizar a sus víctimas no goza del apoyo de muchos rumanos. Una parte de la ciudadanía, sobre todo quienes sufrieron el régimen, así como algunos analistas y medios de comunicación, están convencidos de que el Ejecutivo de socialdemócratas y liberales que dirige Victor Ponta ni es sincero ni busca justicia. Para estos sectores críticos, las autoridades utilizarán la ley -aprobada la semana pasada y que tiene que ser votada en el Parlamento- para inculpar a unos pocos represores porque protegen a muchos antiguos verdugos.

George Stefanescu, que permaneció varios años en la cárcel en tiempos del dictador Nicolae Ceausescu, denuncia la «maniobra de diversión» del Gobierno para «no resolver las numerosas violaciones de derechos humanos que se cometieron durante 40 años de comunismo en Rumanía». Según Stefanescu, «muchos de los que tienen poder en el país proceden del antiguo régimen. Algunos tienen las manos manchadas de sangre y otros colaboraron por convicción u obligación con la Securitate (Policía política)».

Gracias al intenso trabajo del Instituto Rumano de Investigación sobre los Crímenes del Comunismo se han abierto diligencias a 35 antiguos responsables de cárceles y campos de trabajo de la época comunista. La Fiscalía, además, ha procesado a dos antiguos represores, Alexandru Visinescu y Ion Ficioru, de 88 y 85 años, respectivamente. Ficioru, que dirigió una prisión situada en un pueblo aislado del Delta del Danubio entre 1958 y 1963, es responsable de la muerte de 103 presos políticos. Por otra parte, la Justicia ha confirmado que Visinescu será procesado por «genocidio».

Las víctimas de la represión ven los dos procesamientos como una buena noticia. Sin embargo, algunos analistas temen que Visinescu y Ficioru sean una cortina de humo y que la Justicia no llegue al fondo del problema. «Detrás de esta propaganda mediática, se esconden los que cometieron crímenes. Son los jefes de la Securitate», señaló la periodista Andrea Pora en Revista 22.