![](/cadiz/prensa/noticias/201309/27/fotos/7283185.jpg)
Los ricos pagarán la 'gran coalición'
La CDU de Merkel se muestra más abierta a subir los impuestos de los ingresos más altos para atraer hacia el Gobierno al SPD
BERLÍN. Actualizado: GuardarLos conservadores de la canciller federal, Angela Merkel, ya han empezado a lanzar globos sonda con concesiones más o menos veladas para conseguir una coalición de gobierno. Antes aún de celebrarse tan siquiera los esperados contactos de sondeo, previos a unas posibles negociaciones, la Unión Cristianodemócrata (CDU) ha mostrado su disposición a romper una de sus promesas electorales: subir los impuestos para los más adinerados. El propio ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, ha tomado la iniciativa, apoyado por el secretario general de la CDU, Hermann Gröhe.
Ante representantes del ala financiera de la CDU, Gröhe adelantó que el partido debería ir mentalizándose para subir el tipo máximo del IRPF del 45% actual hasta un 47% o incluso un 49%, según reveló el diario 'Bild', aunque, vista la escandalera inducida por el propio periódico entre las bases conservadoras, el secretario general rechazó posteriormente haber dicho tal cosa en la reunión confidencial. El ministro Schäuble había sido menos preciso al comentar la disposición al compromiso de los conservadores en el apartado de la subida impositiva para los ricos, posibilidad que hasta ahora los conservadores habían negado de manera tajante.
Aunque Gröhe se retractara posteriormente de sus propias palabras, filtradas a la prensa después de la reunión, y asegurara que «el buen resultado electoral nos concede un mandato fuerte con el que defender posiciones», está claro que Merkel y su Unión han comenzado a ablandar su programa electoral y a discutir internamente sobre capítulos hasta ahora prohibidos, sabedores de que unas eventuales negociaciones de coalición conllevan inevitablemente concesiones por ambas partes.
La de mostrar su disposición a elevar los impuestos a los más ricos va dirigida claramente a la oposición socialdemócrata y verde, que en campaña había exigido subir el tipo máximo del Impuesto de la Renta y gravar con nuevas tasas el patrimonio de los que más ganan. Las dos formaciones proponían que el producto de esos ingresos suplementarios sea destinado a inversiones en infraestructuras y en educación.
Renuencia socialdemócrata
La maniobra de los dirigentes conservadores se produjo justo antes de la celebración hoy del 'convento' o pequeño congreso del Partido Socialdemócrata (SPD) para decidir si acepta la invitación de la Unión para estudiar una nueva 'gran coalición' y, sobre todo, establecer qué condiciones plantearán a los conservadores para aceptar una alianza con muchos riesgos para la segunda fuerza más votada en las elecciones del domingo. La posible consulta sobre la decisión final a las bases del partido también será objeto de debate.
Los socialdemócratas se resisten a un nuevo pacto con Merkel y su equipo después de la experiencia del primer Gabinete común (2005-2009) que, en los comicios posteriores, condujo al SPD al peor resultado de su historia, no solo porque la canciller consiguió canibalizarlos como una mantis religiosa, sino porque le cedieron de paso el centro político y dedicaron aquella campaña a disputar el ala izquierda del espectro a Los Verdes.
Aunque la de aumentar los impuestos a los que más ingresan solo es una posible primera concesión y uno de los muchos puntos a negociar, desde el SPD siguen planteando exigencias máximas a la canciller y a su partido. «Una 'gran coalición' sólo tendría sentido si hace cosas grandes. Pero no veo que la CDU esté dispuesta a auténticas reformas estructurales en educación, sanidad, finanzas y cuestiones europeas», lamentó ayer el ministro para Europa del Estado de Baden Württemberg, Peter Friedrich. Comentó además que las subidas impositivas están justificadas si se quiere invertir más dinero en los Estados federados, los ayuntamientos, la educación y las infraestructuras.
Desde las filas conservadoras también hay quien critica la velada disposición de la Unión a ceder en el campo fiscal. Por no hablar de los titulares de pequeños y medianos negocios defraudados por la salida del Gobierno de los liberales del FDP, que se opusieron durante décadas a una fiscalidad más progresiva. Y en la guerra verbal que mantienen los políticos de segundo nivel mientras callan los dirigentes, el vicepresidente del grupo parlamentario de la Unión, Michael Fuchs, calificó de «extremadamente problemática» una subida impositiva, porque «prometimos a los electores no hacerlo» y, además, «no tenemos un problema de ingresos, sino de gastos».
El debate sobre fiscalidad se produce justo en el momento en el que la Oficina Federal de Estadística anunciaba que la deuda se redujo en el primer semestre de este año en 34.000 millones de euros, un 1,6% menos que en el ejercicio anterior. Eso sí, sigue sumando la abrumadora cantidad de 2,048 billones de euros. Pese a todo, Alemania nunca había tenido tantos ingresos fiscales como ahora.