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La Guardia Civil descarta el móvil económico en el asesinato de Santiago
Los investigadores han comprobado que la niña fallecida no es la heredera universal de los abuelos maternos pese a la especulación inicial
SANTIAGO. Actualizado: GuardarLa muerte de Asunta Basterra no guarda relación con la herencia de sus abuelos. Así lo confirmaron ayer fuentes de la investigación, que intentan cortar de raíz las especulaciones vertidas en los últimos días que aseguraban que la adolescente era la heredera universal del dinero y los inmuebles dejados por los padres de su madre.
La Guardia Civil descartó una de las principales líneas de investigación. No obstante, los padres de la menor continúan detenidos y a la espera de declarar hoy ante el instructor, el titular del Juzgado Número 2 de Santiago, José Antonio Vázquez Taín. Por el momento, el juez mantiene la imputación de ambos progenitores a la espera de poder interrogarlos en las próximas horas. La madre de la pequeña, la abogada santiaguesa Rosario Porto, continúa arrestada como principal sospechosa mientras los agentes intentan concretar el papel que pudo jugar su exmarido, el periodista Alfonso Basterra, en el presunto crimen de la hija de ambos. El padre sigue también imputado por homicidio ante la sospecha de que el crimen pudo haber sido planeado entre ambos.
A la espera de que Porto testifique ante el juez, los investigadores centran su trabajo en las viviendas que ambos progenitores, separados desde hace dos años, poseen en el centro de Santiago de Compostela, distanciadas entre sí por apenas 25 metros. A lo largo de todo el día, los agentes registraron los domicilios en presencia tanto del padre como de la madre, que fueron recibidos con los gritos e improperios de centenares de vecinos, que acudieron a las puertas de los inmuebles para recriminarles la presunta participación en la muerte de su hija. Finalmente, tras más de seis horas de registro, los investigadores abandonaron los domicilios con abundantes cajas de material incautado.
Como sucedió en el registro realizado en la vivienda que la madre posee en Teo, a escasos tres kilómetros del lugar en el que apareció el cadáver, los agentes centran su trabajo en la búsqueda de las pastillas con las cuales la joven fue sedada momentos antes de ser asesinada. Según confirmó la autopsia, la niña permanecía bajo los efectos de algún tipo de sustancia sedante en el momento de su muerte, lo cual explicaría por qué su cuerpo no mostraba signos de haberse resistido a la agresión. Además, la policía científica analiza unas cuerdas halladas en la casa de la madre, muy similares a las encontradas junto al cuerpo de la fallecida, con las que supuestamente se ató a la menor momentos antes de su asesinato.
Varias hipótesis
Ahora la Guardia Civil estudia varias hipótesis como móvil del crimen y no descarta ninguna. Los agentes barajaban la posibilidad de que los padres de la pequeña planeasen su asesinato para evitar que heredase el patrimonio de sus abuelos maternos, fallecidos ambos en época reciente y propietarios de diversos inmuebles en las provincias de A Coruña y Pontevedra, así como de importantes sumas de dinero. Según se pensaba, la madre había sido desheredada en favor de la pequeña Asunta, de doce años, que habría sido nombrada beneficiaria universal de dichos bienes, por lo que le correspondía la mayor parte del patrimonio. Dicho extremo fue desmentido por los propios agentes.
Los abuelos de Asunta murieron entre 2011 y 2012 con apenas unos meses de diferencia. Lo repentino de las muertes y el escaso tiempo transcurrido entre ambas hizo que los investigadores sospechasen en un primer momento que los fallecimientos pudieron haber sido también provocados. De hecho, una prima de la familia solicitó de manera formal que se investigue también la muerte de los abuelos, para poder confirmar si se trató de decesos naturales. Esa investigación no se abrirá por el momento.
Los agentes analizan, a su vez, los negocios poco claros que mantuvo Rosario Porto en los últimos dos años, un tiempo en el que dejó a un lado la abogacía para centrarse en transacciones inmobiliarias en Marruecos. Por el momento, las principales pruebas incriminatorias contra Porto son las imágenes de dos cámaras de seguridad que la grabaron en un vehículo junto a su hija a una hora a la que, según su propia versión, la niña ya había desaparecido.