Ben Johnson, ayer en la pista olímpica de Seul, 25 años depués. :: LEE JAE-WONR / REUTERS El atleta por delante del resto en la final olímpica de los 100 metros. :: R. C.
Sociedad

Ben Johnson, en la pista del escándalo

El atleta, desposeído del título de los 100 metros en los Juegos Olímpicos, vuelve a Seúl para realizar un alegato contra el dopaje

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El atleta canadiense Ben Johnson, desposeído del título de los 100 metros en los Juegos Olímpicos de Seúl tras dar positivo en un control, visitó ayer, por primera vez desde 1988, la pista de su victoria frustrada, donde hizo un alegato contra el dopaje.

Johnson fue suspendido de por vida en 1993 como consecuencia de ser cazado en otro test antidopaje, cinco años después del escándalo de la cita olímpica en Corea del Sur, donde se encontraron en su orina restos de estanozolol, un esteroide anabolizante.

«Me siento bien al volver aquí», declaró sobre la misma pista donde el 24 de septiembre de 1988, a las 13.30 horas, se preparaba para participar en una final de 100 metros que iba a convertirse en «la carrera más sucia de la historia». «Aquí fue donde se escribió la historia», dijo Johnson. «Algunos dirán que es una mala historia, pero yo no lo veo así», subrayó, según recoge AFP.

Johnson dominó aquellos 100 metros ante competidores como el estadounidense Carl Lewis, cruzando la línea de meta en 9 segundos y 79 centésimas, lo que entonces representaba un nuevo récord mundial. Tres días más tarde, Johnson fue privado de su medalla y de su récord. Carl Lewis, segundo, pasó entonces a quedarse con el oro. «Estoy seguro de que podría haber sido campeón olímpico sin tomar nada», afirmó Johnson un cuarto de siglo después. Seis de los ocho finalistas terminaron viéndose implicados después en escándalos de dopaje, afectando incluso a Lewis, que había dado positivo por estimulantes en las clasificaciones estadounidenses, aunque fue finalmente absuelto por contaminación de los complementos alimentarios que había tomado.

Ya con 51 años, Ben Johnson reconoce, sin ambages, haber utilizado esteroides durante años. Sobre Seúl' 88, dijo que fue pillado por una bebida que contenía estanozolol. «Fui crucificado y 25 años después más tarde sigo en penitencia. Los violadores y los asesinos terminan en prisión, pero siempre salen», se quejó ante los presentes. «Sé que actué mal. Las reglas son las reglas, pero deberían ser las mismas para todos. La política se inmiscuye siempre en el deporte», lamentó.

La visita del canadiense a Seúl era la última etapa de una gira mundial dedicada a la lucha contra el dopaje en el atletismo. A las 13.30 horas de ayer, Ben Johnson cruzó la línea de salida y recorrió una pista tristemente unida para él al escándalo de aquel 1988. En la meta, Johnson repitió el famoso gesto triunfal, con el dedo levantado, que inmortalizó su victoria de los Juegos de Seúl.

El atletismo no ha conseguido dejar atrás la sombra del dopaje. «Los controles puede que hayan mejorado y ganado precisión, pero las sustancias también han progresado», recordó, escéptico, Ben Johnson.