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Obama tiende la mano a Irán
El presidente de EE UU llama a superar las «profundas diferencias» y propone el desarme nuclear como primer paso
NUEVA YORK. Actualizado: GuardarEn su quinta intervención ante la Asamblea General de la ONU, un Barack Obama más curtido por la realidad del poder forzó ayer a la comunidad internacional a plantearse los límites de la paz y la guerra y hasta la utilidad de la organización que esta semana los acoge a todos. Por primera vez, el hombre al que se le otorgó el Nobel de la Paz antes incluso de ser investido parece haber decidido que su país no puede renunciar al papel de policía del mundo «porque eso crearía un vacío de poder que ningún otro país está listo para llenar», explicó. Y si bien es la crisis siria la que le ha convencido de ello, el beneficiario inmediato de su renovado interés en liderar es Irán, al que ayer tendió la mano tras recordar que «EE UU e Irán han estado aislados el uno del otro desde la revolución islámica de 1979».
«La desconfianza entre ambos tiene raíces profundas», admitió. «Los iraníes se quejan hace mucho de la historia de interferencia de EEUU en sus asuntos y del papel de EEUU en tumbar al Gobierno iraní durante la Guerra Fría. Mientras que los estadounidenses ven que el Gobierno iraní ha declarado enemigo a EE UU y, directamente o a través de otros, toma rehenes estadounidenses, mata a militares y civiles estadounidenses y amenaza a nuestro aliado israelí con destruirlo».
Puede parecer una simple lectura de la realidad, pero en boca de un presidente de EE UU era una rama de olivo sin precedentes públicos en estas relaciones. El mandatario ha intercambiado correspondencia con el nuevo presidente iraní Hasan Rohani, al que considera más legitimado para la paz que su predecesor Mahmud Ahmadineyad.
No sólo porque el pueblo iraní cree haber elegido a un moderado, sino porque los ayatolás le han dado más margen de negociación. De hecho, en el pasado Obama escribía al ayatolá Ali Jamenei, que ahora ha delegado las negociaciones para el desarme nuclear en Rohani. El turno de oradores que reparte a 190 países a lo largo de dos semanas permitió iniciar ayer este diálogo, al dar la palabra a Rohani apenas horas después de Obama. Decidido a probar la buena fe de sus palabras, el mandatario estadounidense ha dado instrucciones a su secretario de Estado John Kerry «para que explore los esfuerzos de cooperación con el Gobierno iraní en colaboración cercana con la Unión Europea, el Reino Unido, Francia, Alemania, Rusia y China», anunció. El primer encuentro entre los ministros de Exteriores de ambos países se producirá mañana y supondrá de por sí un acercamiento histórico. «No creo que esta difícil historia pueda superarse de la noche a la mañana», advirtió Obama. «Las sospechas son demasiado profundas, pero creo que si podemos resolver la cuestión del programa nuclear de Irán, eso puede ser un paso mayor en el largo camino hacia unas relaciones distintas, basadas en interés y respeto mutuo». Francia, que también tuvo ayer su turno, advirtió que es momento de que las buenas palabras de Rouhani se transformen en hechos.
Obama también ve oportunidades de paz en el conflicto palestino israelí, el otro asunto de Oriente Próximo en el que dice haber centrado su política inmediata. «El momento está maduro para que toda la comunidad internacional se agrupe tras la búsqueda de la paz», pidió. El Obama firme pero de preferencia multilateralista que ha resurgido tras su maduración personal recordó ayer que ha terminado con dos guerras -Irak y Afganistán- y dijo estar «trabajando diligentemente» para cerrar Guantánamo, pero aunque su preferencia siempre sea una solución diplomática del tipo de la que ha trabado en Siria, advirtió que si ésta no funciona, está listo para actuar por su cuenta.
Esa es la espada de Damocles que pesa sobre la ONU, donde aún se intenta acordar una resolución del Consejo de Seguridad que vincule consecuencias al incumplimiento de los acuerdos para el desarme sirio. «Si no podemos ni ponernos de acuerdo en esto, eso demostrará que Naciones Unidas es incapaz de garantizar el cumplimiento de las leyes internacionales más básicas», advirtió.