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Un acercamiento a Los Verdes suscita el recelo de los socios de la CDU

El líder de la CSU advierte que negociar con el partido ecologista «fortalecería inmediatamente a la extrema derecha»

BERLÍN / VIENA. Actualizado: Guardar
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La desbandada de la dirección de Los Verdes debilita las pocas posibilidades que los votos cosechados por la formación les pueden brindar para entrar en una coalición con Merkel, en el lejano caso de que fallara la fórmula contemplada como más viable, la gran coalición con los socialdemócratas. Su inestable posición se acentúa además con críticas demoledoras como la que recibió ayer por parte de Horst Seehofer (CSU), cuyas declaraciones a Der Spiegel incendiaron un poco más el escenario de las negociaciones. «Sólo puedo decir que flirtear con Los Verdes fortalecería inmediatamente a la extrema derecha», aseguró el líder socialcristiano.

Con esta afirmación, Seehofer puso palabras a los temores de los conservadores a que un cambio hacia la izquierda por parte de la CDU-CSU provoque un trasvase de votos a los partidos de extrema derecha, como el euroescéptico Alternativa para Alemania, que ahora no ha conseguido representación en el parlamento.

Pero el rechazo llegó también desde las filas del propio partido. En el mismo rotativo, Los Verdes recibían el ataque de su figura más destacada, Joschka Fischer. El exministro de Asuntos Exteriores y ex vicecanciller arremetió contra la formación ecologista y pacifista, a la que considera «envejecida». A diferencia de sus correligionarios, Fischer pasó a la retaguardia política tras la derrota del socialdemócrata Gerhard Schröder, con quien Los Verdes gobernaron en coalición, frente a Angela Merkel. Ayer, coincidiendo con la cadena de dimisiones en la formación política, reprendió al aparato del partido y criticó los contenidos defendidos en la pasada campaña.

«Parece que la dirección actual de Los Verdes ha envejecido, pero sin haber llegado a ser adulta», indicó Fischer en declaraciones al rotativo Der Spiegel. «Siguen una estrategia que no solo no les proporciona nuevo electorado, sino que espanta a muchos de sus viejos electores», añadió el político, conocido por sus compatriotas por su mordacidad.

Paralelismo austriaco

Desde la vecina se han observado con atención los comicios germanos. Con la tasa de desempleo más baja de la UE y sin haber sufrido en exceso la crisis financiera, Austria celebra este domingo una elecciones generales tras una campaña con poca tensión, pocas novedades pero muchas opciones de que se repita una gran coalición entre socialdemócratas y democristianos. Según las última encuestas de opinión, entre cinco y siete formaciones tienen opciones de entrar en el Parlamento.

Los dos grandes partidos históricos, el socialdemócrata SPÖ y el democristiano ÖVP, pierden apoyos pero siguen rozando la mitad de los votos, lo que les posibilita mantener la fórmula de gobierno imperante desde 1945. Pese a la situación de incertidumbre económica generalizada en Europa, los candidatos han pasado sobre el asunto de una forma mucho más tenue de lo que podría esperarse en estas circunstancias. «La situación económica en Austria, sobre todo en el mercado laboral, es excelente», asegura a Efe Christian Rainer, editor de «Profil», la revista política más influyente del país.

Esa sensación de que el bolsillo no corre peligro es lo que, según el periodista, permite que en el debate político haya espacio para asuntos como la peatonalización de la principal calle comercial de Viena o el límite de velocidad en las carreteras.

Con todo, uno de los asuntos más discutidos en materia económica ha sido la permanencia en el euro, puesta en cuestión por las formaciones nacionalistas y populistas, que insisten en marcar diferencias entre el norte y sur europeo.

De hecho, no han faltado las referencia a España, Grecia y el resto de países que esos partidos consideran «barriles sin fondo» que absorben los recursos del norte rico.

Otro asunto por el que los principales partidos han pasado de puntillas, son los numerosos casos de corrupción que han azotado el país en los últimos años.