Saludo. El Rey volvió a mostrarse animoso en su llegada al Hospital Quirón de Pozuelo de Alarcón, donde saludó a la gran cantidad de medios de comunicación y curiosos que lo esperaban. :: F. SAN BERNARDO
ESPAÑA

El Rey, operado con «éxito» de la cadera izquierda

Do Juan Carlos despachó con Rajoy antes de pasar por el quirófano y la vicepresidenta acompañó a la Familia Real en el hospital

MADRID. Actualizado: Guardar
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El Rey fue intervenido ayer con «éxito» de su cadera izquierda. Según informó la Casa del Rey, la intervención quirúrgica realizada en el Hospital Universitario Quirón, que comenzó pasadas las 21.00 horas, concluyó dos horas y media después. Esta nueva intervención, la tercera en su cadera izquierda, resulta crucial para determinar la gravedad de la aparente infección que le venía causando fortísimos dolores en la pierna desde el pasado septiembre. Quizá por eso, un miembro del Gobierno, la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, acudió por primera vez al centro médico donde se encontraba el monarca durante y no tras la operación.

Al cierre de esta edición estaba pendiente una comparecencia del equipo médico dirigido por el doctor, Miguel Cabanela, para explicar lo que han encontrado y cuánto tiempo llevará el restablecimiento del Rey, si dos o seis meses.

En todo caso, el proceso que ahora se abre será en cualquier caso largo y lo mantendrá apartado por completo de la inmensa mayoría de sus actividades durante un periodo de, como mínimo, un mes. Eso una vez abandone la clínica, presumiblemente, la próxima semana. Cuatro o seis semanas es, en principio, el tiempo que pueden tardar en hacer efecto los antibióticos, necesarios para combatir por vía intravenosa esa complicación que surgió en la cadera tras la operación que le fue realizada hace diez meses por el doctor Ángel Villamor, en el Hospital Quirón San José de Madrid. Una complicación que apenas se produce, según los propios médicos que tratan al Monarca, en el 1% o 2% de los casos y que obliga a quitar la prótesis para sustituirla por una nueva.

Sólo una vez que pueda desprenderse de la vía ganará algo de autonomía para salir del palacio de la Zarzuela, pero siempre, como quedó claro ya el pasado viernes durante la rueda de prensa que ofrecieron el jefe de su Casa, Rafael Spottorno, y jefe del equipo médico de Zarzuela, Miguel Fernández-Tapia, Cabanela y Villamor, de forma limitada porque necesitará rehabilitación.

Esta próxima convalecencia del Monarca ha vuelto a alimentar un debate que ya se hizo difícil de controlar el pasado abril, cuando la imputación de la infanta Cristina en el 'caso Nóos' casi colma un vaso cargado desde hacia año y medio. Fue la primera vez que en los dos principales partidos, PP y PSOE, comenzaron a oírse voces que admitían la necesidad de abordar un proceso de modernización de la institución, que se la acabó incluyendo en la ley de transparencia. Aunque ya unos meses antes se había roto un tabú. El líder de los socialistas catalanes, Pere Navarro, abogó públicamente por la abdicación de don Juan Carlos para que el Príncipe Felipe lidere una «segunda transición». Y lo mantiene.

Durante todo este tiempo, la Casa del Rey se ha empleado en combatir la idea de que el Monarca no está ya en condiciones de desempeñar su cargo. Y eso explica también la exhibición de pundonor y sacrificio realizada por don Juan Carlos hasta pocas horas antes de entrar en el quirófano.

Si el lunes recibió de pie y sin muletas a los representantes de las Cámaras de Representantes y de Consejeros del Reino de Marruecos, ayer despachó en la Zarzuela con el jefe del Ejecutivo, Mariano Rajoy, y, a continuación, recibió a dieciséis embajadores. Todos ellos debían entregar sus credenciales para poder empezar a ejercer y, aunque el acto se hizo menos largo y ceremonioso de lo que suele ser habitual -acostumbra a celebrarse en el Palacio Real- se llevó a cabo con todas las consecuencias. Es más, don Juan Carlos volvió a intentar quitar hierro a su situación con una nueva broma a los periodistas que cubrían la cita. «Nomalmente -dijo- no venís tantos».

Cuestión de tornillos

No es la primera vez que recure a la sorna. El Rey ha dejado claro en múltiples ocasiones que le indigna que se especule con la gravedad de su estado de salud, que lleva años maltrecha. El pasado junio, cuando ya empezaba a recuperarse de la intervención a la que fue sometido en marzo para tratarle dos hernias discales -la duodécima de una larga ristra-, hizo frente a los rumores entre la indignación y la sonrisa. «Aunque algunos mientan y digan que estoy enfermísimo, estoy estupendamente. Esto -adujo- es un asunto de tornillos».

Como ha ocurrido en ocasiones precedentes, la Reina Sofía fue la primera en acudir ayer al Hospital de Pozuelo de Alarcón para estar presente durante la operación. Llegó, en todo caso, cuando don Juan Carlos ya había sido llevado al quirófano, seguida de la infanta Elena. Poco después un perturbado irrumpía desnudo ante la entrada del centro al grito de «No a los crímenes secretos de la CIA» mientras arrojaba al aire tarjetas con su nombre.

La vicepresidenta llegó cuando don Juan Carlos ya estaba siendo intervenido. Mariano Rajoy, en cambio, volaba en ese momento rumbo a Nueva York para participar en la Asamblea General de la ONU.