
Se va el caballero andante de la palabra
El colombiano Álvaro Mutis, creador del personaje de Maqroll el Gaviero, muere en México a los 90 años
Actualizado: GuardarCuando en diciembre de 2001 recibió el premio Cervantes, Víctor García de la Concha, que era el presidente del jurado, se refirió a Álvaro Mutis como un «caballero andante de la palabra». El pasado domingo, lunes ya en Europa, ese caballero andante que se pasó más de la mitad de sus 90 años de vida construyendo un mundo literario fuera del tiempo murió en México a consecuencia de un grave problema respiratorio. Poeta, ensayista y narrador, Mutis construyó su carrera literaria en los ratos libres que le dejaron las diversas ocupaciones profesionales que ejerció -desde periodista radiofónico a relaciones públicas de compañías aéreas y petrolíferas, pasando por creativo publicitario-, escribiendo en aeropuertos, hoteles y salas de espera. Lugares extraños todos ellos para un autor que confesó estar a disgusto con el mundo que le había tocado vivir desde su infancia.
Mutis nació en Bogotá el 25 de agosto de 1923, así que acababa de cumplir 90 años. Su padre era diplomático, lo que se tradujo para el futuro escritor en frecuentes viajes a Europa y una educación exquisita que sin embargo no cristalizó en títulos. De hecho, nunca llegó a terminar la carrera de Letras. Durante la infancia y adolescencia pasó los veranos en una finca destinada al cultivo del café y la caña de azúcar que había puesto en marcha uno de sus abuelos. Ese escenario impregnará toda su obra hasta el fin de sus días.
Obligado por su temprano primer matrimonio -tenía solo 18 años- y en parte también porque la muerte de su padre una década antes había supuesto un empeoramiento de la economía familiar, comenzó a trabajar muy pronto en oficios diversos. Su primer libro de poesía se publicó en 1948. Cinco años más tarde, en otro volumen, hizo su aparición Maqroll el Gaviero, el personaje fundador de una de las sagas más trascendentes de la literatura en español del siglo XX.
Tenía solo 33 años cuando una operación financiera irregular -empleó fondos destinados a la caridad por parte de la Esso, para la que trabajaba como relaciones públicas, en varias aventuras culturales- obligó a su traslado a México, en un intento de eludir la cárcel. Sin embargo, fue detenido por la Interpol dos años más tarde y enviado durante quince meses a la prisión de Lecumberri, en la capital azteca. Allí, cambió su forma de ver el mundo y empezó a escribir sus primeros textos en prosa.
Un autor jubilado
Aunque había obtenido muchos e importantes premios por su trayectoria poética, la fama le llegó en 1986, con la publicación de 'La nieve del Almirante', primera novela protagonizada por Maqroll. Como dos años más tarde, con la jubilación, dispuso de mucho más tiempo para la escritura, ese éxito fue el punto de arranque de la segunda etapa, más fructífera, de su carrera literaria. Y de su presencia pública, marcada siempre por la estela de sorpresa que dejaba en el auditorio en aquellas conferencias en las que aseguraba no haber votado nunca y se autocalificaba admirador del Imperio Austro-Húngaro hasta el extremo de formar parte de un proyecto para su restauración. Incluso se mostraba tan ajeno a la realidad que rechazaba muchos adelantos tecnológicos de los que nos facilitan la vida cada día y aseguraba que el más reciente hecho histórico que le interesaba era la caída de Constantinopla en manos de los infieles, en 1453.
Mutis fue amigo de Luis Buñuel, Octavio Paz, Carlos Fuentes, Fernando Botero, Joan Manuel Serrat y García Márquez, entre otros muchos. A todos ellos trató siempre de usted, como hacía con los seres más próximos, incluidas sus tres esposas. Con García Márquez trabó amistad hablando de música clásica -él ya era un experto; el Nobel, un aprendiz- y así lo recuerda con todo detalle en sus memorias. Fue también el primer lector de muchos de sus manuscritos y a él le está dedicado 'El general en su laberinto', que parte de un cuento de Mutis.
Puede que el autor de 'Ilona llega con la lluvia', el primer libro que escribió tras su jubilación, le debiera a García Márquez el Cervantes. Meses antes de que se reuniera el jurado en 2001, García de la Concha comió en Madrid con este último y le habló de su candidatura. Ningún colombiano había recibido el premio y muchas voces lo reclamaban para él, vino a decirle el entonces director de la RAE, que en función de su cargo presidía el jurado. Pese a su insistencia, García Márquez se mantuvo fiel a su conocida postura de que tras el Nobel no aceptaría ningún otro galardón. El Cervantes se olvidó de él para siempre pero en cambio distinguió a la literatura colombiana -no lo ha vuelto a hacer- en la figura de uno de sus grandes amigos.
Mutis deja una obra de gran calidad pero corta: apenas una decena de poemarios, otras tantas novelas y unos pocos ensayos. La obra en verso está datada en su totalidad antes de su retiro laboral. La mayor parte de la escrita en prosa es, en cambio, posterior a esa fecha. La huella de su trabajo es profunda y no solo por los premios conseguidos, entre ellos el Príncipe de Asturias de las Letras. Para la posteridad, tendrá que pelear en el terreno de la fama con uno de sus antepasados: el botánico gaditano José Celestino Mutis, que aparecía en el anverso de los billetes de 2.000 pesetas retirados con la llegada del euro. Un duelo entre caballeros.