Sociedad

'Garbo', el español que engañó a Hitler

El escritor Stephen Talty recrea la biografía de Juan Pujol, el espía que hizo posible el desembarco aliado en Normandía

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Si hubo un español que durante el último siglo tuvo en sus manos el devenir de la historia ese fue Joan Pujol, cuyo nombre en clave era 'Garbo'. Este barcelonés consiguió engañar nada menos que a Adolf Hitler y a toda su red de espionaje, la Abwehr, para hacerlos creer que el desembarco de aliado en Europa iba a tener lugar en el Paso de Calais (Francia), a unos 250 kilómetros al norte de Normandía. Su heroica actuación, su azarosa vida y su final poco menos que en el anonimato son recogidos en el libro 'Garbo, el espía' del escritor estadounidense Stefan Talty.

Este autor asegura este catalán «es un producto de la historia. Los horrores de la Guerra Civil le hicieron lo que era». Talty describe a este héroe como un «personaje muy raro» y apunta que «solo una persona entre 10.000 podría haber hecho lo que hizo». Afirma que 'Garbo' le «fascina, porque era un hombre corriente que logró cosas asombrosas». «Desarrollo un formidable talento para engañar a la gente y estaba dispuesto a arriesgar su vida. Sin embargo, la mayoría de los espías estaban motivados por el dinero o la ideología. 'Garbo', era diferente», añade.

Juan Miguel Valentín García Guijarro nació en Barcelona, el 14 de febrero de 1912, en el seno de una familia acomodada. Vivió en sus carnes las iras de los anarquistas durante la república y posteriormente la represión del franquismo. Tras cambiarse el nombre por el de Juan Pujol García, ya en Madrid, se casa con Araceli González. Allí ven crecer al Tercer Reich y juntos traman un plan para derrotar a Adolf Hitler y toda su maquinaria bélica.

Para conocer más a fondo la historia de Pujol, Stefan Talty se trasladó junto a su familia a Madrid. «Fue el mayor proyecto que he llevado a cabo en mi vida», asegura. Aquí conoció a la familia del héroe de la guerra, a la vez que paseó por algunos de los escenarios de esta historia.

El autor pudo trabajar con el hijo, la hija y la nieta del protagonista de su libro, que le mostraron documentación y fotografías. «Era como encontrarse ante él», afirma. De esta manera, Talty conoció cómo el protagonista de esta historia se ofreció al servicio secreto británico, pero al ser rechazado fichó por la Abwehr de Hitler. Conseguido este extremo, construyó una supuesta red de agentes y comenzó a transmitir claves a Berlín. De esta forma, llamó la atención de los británicos que no dudaron en reclutarle, pero en calidad de agente doble. Le bautizaron con el nombre en clave de 'Garbo'.

Pujol montó su primer centro de operaciones en Lisboa, punto de encuentro de espías de todas las nacionalidades. Inventaba informes sobre movimientos de buques, mercancías y pasaba gastos de viajes a Inglaterra que Berlín le pagaba religiosamente.

Con el MI5

Como agente de la Doble Cruz, una división del MI5 dedicada al contraespionaje, enviaba informes ficticios sobre acontecimientos reales a la Abwehr, datos que le eran facilitados por sus jefes aliados. Convencidos de su buen trabajo, los altos mandos alemanes le ascendieron a la categoría de 'A-1 Agent'. Creían que tenía a sus órdenes 22 colaboradores.

De esta manera Joan Pujol entró de lleno y como figura destacada de la 'operación Fortitude', una maniobra dirigida por la inteligencia aliada para hacer creer a Hitler y su mariscales de campo que la invasión del continente tendría lugar en el Paso de Calais. El führer se creyó tanto a 'Garbo' que pensó que el desembarco que estaba ocurriendo en el día D, en las playas de Normandía, era una maniobra táctica de distracción sobre Calais.

Stephen Talty considera que si Pujol hubiera sido en realidad un agente alemán «habría herido gravemente a la causa aliada. De hecho, engañó a los servicios secretos británicos la primera vez que se reunió con ellos, así que estoy seguro de que era capaz de volver a engañarlos».

Joan Pujol es una de las pocas personas condecorada por ambos bandos. Los alemanes le premiaron con la Cruz de Hierro y los ingleses con la Medalla de la Orden del Imperio Británico. Ambas las recibió en 1944, el año de Normandía. Para el autor del libro, este español debería de haber recibido también una condecoración por parte del Gobierno estadounidense, porque «salvó las vidas de muchos soldados americanos».

Tras la guerra, Pujol y Araceli se afincaron a Venezuela por temor a represalias nazis. Años después ella le dejó y regresó a España con los hijos. En 1949, Pujol simuló su muerte en Angola, lo que le permitió vivir en Venezuela en el más absoluto anonimáto. Se casó con Carmen Cilia Álvarez, con la que tuvo más hijos. En la decada de los 80 volvió a la península y se reunió con su familia española. Murió en su casa de Choroní (Venezuela), el 10 de octubre de 1988, donde está enterrado.