Rohani vuela a EE UU para cerrar la era Ahmadineyad
El presidente de Irán se presentará el martes ante la Asamblea General de la ONU con un discurso conciliador y aperturista
Actualizado: GuardarHasán Rohani se enfrenta a su primera gran prueba internacional como presidente de Irán. El clérigo próximo al reformismo, que arrasó en los comicios de junio frente al resto de opciones ultraconservadoras, se presenta ante la Asamblea General de Naciones Unidas con un discurso conciliador hacia Occidente y, lo que es más importante, con algunos hechos concretos como la liberación de una decena de presos políticos que invitan a pensar en la opción real de un cambio en la república islámica.
Rohani ha preparado el viaje con mimo y en menos de dos semanas ha ofrecido una entrevista a la cadena NBC, en la que reiteró que su país no tiene la intención de construir la bomba atómica, y publicó un artículo en 'The Washington Post' para subrayar que «estoy comprometido a cumplir mis promesas, incluida la de entablar una interacción constructiva con el resto del mundo» y ofrecerse como mediador en la crisis de Siria. Las sanciones internacionales ahogan al régimen teocrático y el presidente corre contra el reloj para aligerar estos castigos impuestos por la falta de confianza en el programa nuclear iraní. La política exterior de los ayatolás es como un gran zoco en el que el Gobierno de Damasco, gran aliado regional de Teherán, es una pieza más con la que se puede jugar para intentar el objetivo último de buscar una salida a la crisis atómica. Rohani ya ha abierto esta puerta consciente del peso de su país en la guerra del país árabe.
La ofensiva mediática es una parte más de la agenda de un presidente que quiere dejar atrás cuanto antes la era de Mahmud Ahmadineyad. De puertas adentro el régimen islámico ha puesto en libertad a una decena de presos políticos, entre ellos la defensora de los derechos humanos Nasrin Sotudeh; se ha desbloqueado el acceso a las redes sociales de internet y el Líder Supremo, Alí Jamenei, ha enviado un mensaje de confianza a su presidente pidiendo a la todopoderosa Guardia Revolucionaria (Pasdarán) que se mantenga al margen de la política.
Carta de Obama
Unos pasos que han llevado a Barack Obama a dirigir una carta a Rohani para expresar que «Estados Unidos está dispuesto a resolver el tema nuclear de una forma que permita a Irán demostrar que su programa tiene fines exclusivamente civiles». Tras una enemistad de 34 años, un presidente de Estados Unidos admite que el nuevo dirigente iraní «es alguien que está buscando abrir el diálogo con Occidente y con Estados Unidos de una forma que no se ha visto en el pasado», por lo que consideró que es necesario «poner a prueba» esa voluntad.
Unas palabras que han servido para crear expectativas sobre una posible cumbre al máximo nivel entre los dos enemigos históricos durante la visita de la delegación de la república islámica a Nueva York.
Antes de dar cualquier paso de acercamiento Obama sabe que cuenta con el rechazo frontal de Israel, cuyas autoridades insisten en que Irán «fabricará su bomba atómica en un plazo de seis meses», según Yuval Steinitz, ministro de Asuntos Estratégicos.
Tel Aviv piensa que «no hay tiempo para más negociaciones» y como se ha demostrado hasta el momento, sus palabras tienen un efecto directo en la Casa Blanca, mucho más que los gestos de un Irán acorralado por las sanciones.