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Una nueva operación hipotecará la agenda oficial del Rey de dos a seis meses
El Principe de Asturias reforzará sus labores de representación pero la Zarzuela desmiente una abdicación inminente
MADRID. Actualizado: GuardarEl Rey tendrá que volver al quirófano de nuevo, y ya van cinco ocasiones en apenas año y medio. Don Juan Carlos padece desde hace días una infección en la cadera izquierda que obligará a retirarle la prótesis que le fue colocada hace diez meses para sustituirla por una nueva. La recuperación, según explicó ayer el médico que se ocupará de la cirugía, el gallego Miguel Cabanela, puede llevar esta vez de dos a seis meses. Una temporada larga durante la que, en palabra del jefe de la Casa, Rafel Spottorno, se mantendrá la «normalidad institucional».
Aún hay interrogantes abiertos. Ni se ha decidido en qué hospital se llevará a cabo en esta ocasión la intervención ni se le ha puesto todavía fecha. Spottorno -que protagonizó junto al equipo médico que asistirá al Monarca la primera rueda de prensa jamás concedida en el palacio de la Zarzuela- admitió que estos días se ha estado sopesando la posibilidad de que el jefe del Estado fuera trasladado a Estados Unidos para ser atendido en la clínica Mayo de Rochester, donde opera Cabanela, «uno de los mejores especialistas del mundo en cirugía de cadera». Finalmente, se descartó la idea.
Médicamente, justificó el principal asesor del monarca, no había necesidad de recurrir a un centro extranjero. Políticamente, añaden otras fuentes, era «muy inconveniente» hacerlo. La operación tendrá lugar, pues, en Madrid, «en los próximos días». Y, entre tanto, don Juan Carlos mantendrá su agenda.
El plazo durante el cual verá limitadas sus funciones dependerá de que la intervención se haga, según las explicaciones del propio Cabanela, «en uno o dos tiempos». Es decir, de cómo se encuentre el tejido ahora infectado en el momento de la intervención. En el mejor de los casos, no habrá que volver a abrir pero quizá sea necesario colocar en primer lugar una prótesis recubierta por una capa de antibióticos para, al cabo de ocho semanas, sacarla y poner la pieza definitiva. La hospitalización en sí podría llevar de cuatro días a una semana, pero el doctor Cabanela -que alabó la labor de Ángel Villamor, el jefe de Traumatología de la clínica San José, encargado de las anteriores operaciones de cadera del Rey- matizó que mientras esté con antibiótico intravenoso, entre cuatro y seis semanas, don Juan Carlos estará «atado» a estar «cerca de casa».
«Retroceso»
A pesar del intento de Spottorno de trasladar un mensaje de normalidad, este «retroceso» en la salud del jefe del Estado es todo un varapalo para la Casa del Rey que, desde hace ya casi dos años, se afana en combatir las serias dudas planteadas en círculos políticos y económicos, aunque rara vez verbalizadas, sobre las facultades de don Juan Carlos para ejercer el cargo. Todo en medio de una gravísima crisis de credibilidad que afecta a la monarquía en igual proporción que al resto de las instituciones democráticas.
El rumor persistente de que algo le ocurría a don Juan Carlos disparó, de hecho, todo tipo de especulaciones a lo largo de la mañana de ayer; hasta el punto de que Zarzuela se vio obligada a desmentir, una vez más, que la abdicación fuera inminente. Tampoco estuvo nunca sobre la mesa, aseguró Spottorno, la posibilidad de recurrir al artículo 59.2 de la Constitución, que señala al Príncipe heredero como regente en caso de que el Rey quede inhabilitado para el ejercicio de su autoridad (algo que, en todo caso, ha de ser reconocido por las Cortes Generales).
La propia vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, trató de parar el golpe en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros al recordar que no es, ni mucho menos, la primera vez que el Rey pasa por el quirófano y que, en todas esas ocasiones, «ha seguido cumpliendo sus funciones con absoluta normalidad». El Ejecutivo ya ha dejado claro en otras ocasiones -probablemente para evitar dar pábulo a la idea de una renuncia al calor de los casos belga y holandés- que ni siquiera ve necesario desarrollar en una ley orgánica el artículo de la Carta Magna que habla de esos supuestos.
En todo caso, el Príncipe de Asturias tendrá que ocupar buena parte del espacio que deje el Rey y representar a la Corona en distintos actos oficiales, aunque no podrá hacerlo en los de Estado porque las funciones del monarca son «indelegables». Lo cierto es que lo viene haciendo desde hace tiempo y, con especial intensidad, desde la operación de doble hernia discal a la que fue sometido don Juan Carlos el pasado 3 de marzo. Después de que los médicos le 'reprendieran' por haber tratado de forzar la máquina en las convalecencias de sus operaciones anteriores, el propio Monarca anunció su intención de tomárselo con más calma y eso ha dado un mayor protagonismo a don Felipe.
En Zarzuela niegan una y otra vez que esto sea el preludio de una renuncia. Siempre se ha dicho que el Rey querría morir Rey. Y, sin embargo, en los últimos tiempos se emplean argumentos más elaborados para descartar que don Juan Carlos siga los pasos de la reina Beatriz de Holanda o el rey Alberto II de Bélgica. Entre ellos, el de que a pesar de que, según las encuestas, la valoración del Príncipe supera a la de don Juan Carlos sería contraproducente para asentar su figura que accediera al trono en un momento en el que aún queda crisis, y no solo económica (el 'caso Noós' está pendiente de juicio), y en el que es difícil sustraerse a la desafección ciudadana. Si él se ha salvado en parte, dicen, es porque ha podido mantener cierta distancia.