Economia

La polémica reforma eléctrica llega al Congreso dejando aún vivo el déficit

El Gobierno retrasa ahora a 2014 el equilibrio tarifario tras admitir que este año terminará con un desfase cercano a los 3.000 millones de euros

MADRID. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

El principal objetivo de la discutida reforma eléctrica era acabar con el imparable déficit de tarifa que viene creciendo de forma imparable desde mediados de 2004 -cuando los estímulos a las renovables empezaron a disparar las concesiones- hasta superar los 26.000 millones de euros en la actualidad, pero ya se han empezado a suscitar las primeras dudas al respecto en un sector energético ya de por sí en ebullición porque el pretendido talante salomónico de los cambios introducidos en el sistema por el Gobierno no han sido bien recibidos por casi nadie. Las últimas cifras publicadas por la Comisión Nacional de la Energía (CNE) revelan un desfase de 4.100 millones solo hasta julio, un 20,4% más de lo previsto por el Ministerio de Industria y un 5,4% a lo registrado hace un año.

Ayer, tras aprobar el Consejo de Ministros el proyecto de Ley del Sector Eléctrico sin apenas cambios respecto al primer texto al que ya dio su visto bueno el 22 de julio, el propio titular de Industria, José Manuel Soria, admitió que la previsión gubernamental de que en 2013 se lograría el equilibrio tarifario ha quedado superada. Los números rojos, estimó, se situarán entre 2.500 y 3.000 millones, lo que ya de por sí supondría un ahorro de más de 1.000 millones sobre lo ya acumulado.

El Ejecutivo estimaba que solo con la subida en el recibo de la luz que entró en vigor el pasado 1 de agosto, del 3,2% de media para los consumidores -con la que se obtendrían 900 millones extra-, serviría para cuadrar el déficit. Para ello contaba también con el aumento impositivo a las grandes eléctricas y los productores de energías renovables -2.700 millones entre ambos-, sin olvidar los propios Presupuestos Generales del Estado -900 millones-.

Las primas al régimen especial, que incluyen las renovables y la cogeneración, suponen la mayor parte de ese desfase tarifario, con aumentos anuales cercanos al 25%, sin olvidar el coste extra de la producción fuera de la península (Canarias, Baleares, Ceuta y Melilla). No obstante, la esencia de ese déficit es el desfase entre lo que recaudan las eléctricas vía recibo/precio y los costes reales que les supone producir esa energía consumida.

Faltan medidas por aplicar

Para explicar el motivo de que las estimaciones de su departamento hayan tornado en papel mojado en apenas dos meses, Soria argumentó que aún no se han aplicado algunas de las medidas de acompañamiento a la reforma, incluidas en parte dentro de los siete decretos y cinco órdenes ministeriales que fueron aprobados también en julio por su departamento. Entre ellas figuran un crédito extraordinario de 2.200 millones que debe conceder Hacienda, nuevos ingresos por ventas de derechos de emisiones de dióxido de carbono (CO2) y varias cargas fiscales a la generación. Con todo, insistió varias veces en que 2014 sí será el último año con déficit, salvo un margen máximo de 500 millones. De lo contrario, volverían a subir los peajes de acceso -y con ello el recibo de la luz- mediante un mecanismo automático.

El proyecto de Ley del Sector Eléctrico, según el ministro, «garantiza la corrección de los desequilibrios financieros» e introduce «la certidumbre y la confianza necesaria» que el sistema había perdido tras la «continua sucesión de cambios normativos». No son pocos los que ha puesto en marcha de una tacada el Gobierno (más de una docena, amén del texto principal de la reforma), y esa es una de las críticas que ha recibido tanto desde las empresas y los inversores foráneos -fundamentalmente en renovables-, como desde los reguladores, las asociaciones de consumidores y la oposición.

Por ello, el debate parlamentario que se inicia ahora -cuya tramitación irá paralela a la del proyecto de Presupuestos del Estado para 2014, que aprobará en una semana el Gobierno- se antoja tan caldeado como improductivo. Soria, aunque dice en público estar abierto al diálogo, ha señalado que no habrá cambios significativos en una ley que, según su entorno, resulta «equilibrada» precisamente porque ha dejado insatisfechos a todos los actores implicados en un sector tan complicado.