Un centenar de inmigrantes intenta por segunda vez entrar en Ceuta a nado
La vigilancia en las fronteras con Marruecos se ha intensificado tras la violenta avalancha del martes
SEVILLA. Actualizado: GuardarLa tensión se repitió por segunda noche consecutiva en las fronteras de Melilla y Ceuta, donde un centenar de inmigrantes trató de entrar ayer a territorio español por la playa aprovechando la bajamar. El intento fue atajado por agentes de la Gendarmería marroquí, que avistaron a los subsaharianos y evitaron que bordearan el espigón. También en Melilla se produjo un asalto a la valla fronteriza, aunque de menor intensidad que la noche anterior, y solo tres inmigrantes lograron pisar suelo español. Fuentes policiales explicaron que el incidente en la frontera de Ceuta se produjo de nuevo en la playa del Tarajal, donde la valla fronteriza termina en un espigón que cuando baja la marea permite el paso casi sin nadar, ya que el agua no supera la altura del pecho.
Salvavidas
Sobre las siete de la mañana, un centenar de inmigrantes pertrechados con salvavidas caseros -neumáticos o botellas de plástico- llegó a la carrera a la playa marroquí para intentar bordear el espigón y alcanzar a nado la costa de Ceuta. El grupo fue avistado por los policías marroquíes, que repelieron la avalancha e impidieron que alcanzaran su meta.
También en Melilla una decena de inmigrantes se arriesgó sobre las tres de la madrugada del miércoles a atravesar la alambrada por la zona de Aguadú, pero fueron descubiertos por agentes españoles y marroquíes. Solo tres consiguieron llegar a territorio español. Después de las avalanchas de la madrugada del martes, decenas de efectivos de la Guardia Civil y la Policía vigilan las fronteras en ambas ciudades, especialmente en Melilla, donde desde mayo hay desplegado un grupo operativo especial precisamente a raíz de avalanchas similares.
El delegado del Gobierno de Ceuta, Francisco Antonio González, indicó que estos intentos tan continuados se deben a que las mafias incentivan las entradas antes de que empiece el mal tiempo y «sea prácticamente imposible cruzar por el espigón por la fuerza del agua». Reconoció que la avalancha del martes, con unos 350 subsaharianos intentado entrar, fue «muy violenta». Y no dudó en subrayar la preparación y premeditación del asalto, con lanchas dispuestas para distraer la atención de los agentes marroquíes.