Berlusconi, condenado a pagar 541 millones por comprar a un juez
La sentencia final del 'caso Mondadori' ratifica que se hizo con la editorial en 1991 con un soborno y debe indemnizar a su rival
ROMA. Actualizado: GuardarSilvio Berlusconi recibió ayer la segunda condena definitiva de su vida en dos meses, una indemnización millonaria en el proceso civil del 'caso Mondadori', que vuelve a confirmar que es un delincuente. Tras la pena de cuatro años de cárcel por evasión fiscal dictada en agosto, el Tribunal Supremo ha ratificado que debe pagar 541,2 millones de euros, con un recorte de 23 respecto al último fallo, a la compañía CIR de su enemigo Carlo De Benedetti, editor del diario 'La Repubblica'. Es por birlarle la editorial Mondadori en 1991, cuando ambos se la disputaban y un tribunal dio la razón a Fininvest, la sociedad de Berlusconi. Pero, como se descubrió luego, lo consiguió por corromper a uno de los tres jueces.
En el proceso penal el magnate se libró de la condena por prescripción del delito, aunque quedó demostrado y fue condenado su abogado, Cesare Previti, pero el juicio civil ha llegado hasta el final. Y da por probada «la responsabilidad del hecho corruptivo imputable a Berlusconi». Es un nuevo mazazo contra el exprimer ministro, también condenado en primer grado a siete años por prostitución de menores y abuso de poder en el 'caso Ruby' en junio. En línea con los pronósticos, no se ha inmutado y sigue aferrado a su escaño del Senado, pese a que una reciente ley anticorrupción lo veta a los condenados en firme por delitos como el suyo en el 'caso Mediaset'. Pero él se considera víctima de una conspiración. Está encerrado en casa, muy dolido, con su novia Francesca Pascale y el perrito de ésta, el famoso caniche 'Dudu'.
El bizantino trámite para echarlo del Parlamento por la fuerza sigue su curso entre tretas para retrasarlo. Hoy se reúne de nuevo la comisión que debe dar el primer visto bueno, con una mayoría clara en su contra, pero no se prevé que lo consigan hasta final de mes. Y la votación final del Senado sería a mediados de octubre. Aunque hay gran suspense porque el voto es secreto y en Italia nunca se sabe. Los políticos casi siempre se defienden entre ellos.
Bajo chantaje
La situación es aún más vergonzosa, más allá de lo personal, porque tiene graves repercusiones colectivas. Berlusconi es socio del Partido Demócrata (PD) de centroizquierda en el frágil Gobierno de Enrico Letta, y cada día amenaza con mandarlo al carajo si no le arreglan lo suyo. También sueña con una delirante concesión de la gracia por parte del presidente de la República. Italia sigue atascada en una grave recesión, progresa peor que España, le urgen las reformas y no puede permitirse sustos, pero Berlusconi la tiene constantemente bajo chantaje. Era una situación muy previsible y Letta se lo podía imaginar cuando se metieron en este inverosímil pacto entre enemigos eternos hace sólo cuatro meses. Pero fue resultado de unas elecciones caóticas en enero en las que no ganó nadie y les unió el temor al partido de protesta de Beppe Grillo.
Todo sigue en el aire y pendiente de los destinos de un solo hombre. Berlusconi debe decidir el 15 de octubre si quiere cumplir su año de cárcel -tres son recortados por un indulto- en arresto domiciliario o en trabajos sociales. Le interesa aguantar al máximo su escaño para que la inmunidad parlamentaria le blinde de posibles arrestos por otros procesos abiertos. Entretanto prepara un vídeo para dirigirse a los italianos. No se sabe si será para dimitir o lo de siempre. También va a lanzar el mismo partido con la enésima etiqueta distinta, pensando ya en unas elecciones anticipadas.