Thomas Pynchon regresa a la Gran Manzana sin dar la cara
El escurridizo y genial narrador retoma la geografía de su juventud en una novela que sitúa entre el estallido de la burbuja digital y el 11-S
MADRID. Actualizado: Guardar«Salinger se esconde; Pynchon corre», dijo un crítico. Muerto el primero, Thomas Pynchon toma el cetro de los escritores escurridizos y esquivos. Pero al contrario que el huraño autor de 'El guardián entre el centeno', Pynchon publica con cierta regularidad y no abomina de sus semejantes. Sin que el genial narrador dé la cara, que oculta desde la publicación de 'V' hace medio siglo, llega su nueva novela, 'The bleeding edge', la octava en su brillante cuenta. Con 76 años cumplidos, aún preserva su identidad y sus enigmas. Juega al ratón y al gato con admiradores y reporteros y habla a través de sus editores, el todopoderoso grupo Penguin.
En las librerías estadounidenses el martes, 'The bleeding edge', aparece tres años después de 'Vicio propio', novela negra ambientada en California a finales de los sesenta, y siete después de la monumental 'A contraluz', publicadas aquí por Tusquets. Transcurre en Nueva York en 2001, entre el estallido de la burbuja digital y el atentado del 11-S. Supone el regreso a los orígenes de Pynchon, que debutó con 'V', legendario título aparecido en 1963 y su única ficción ambientada primordialmente en Nueva York. Discurre entre Long Island y el Upper West Side, distritos en los que transcurrió la juventud de Pynchon y que sus personajes recorren.
«La paranoia es el ajo en la cocina de la vida, exacto, nunca puedes poner demasiada», dice Maxine Tarnow, protagonista que confirma la presencia del tema 'pynchoniano' por excelencia. Investigadora aficionada y madre de dos hijos, husmeará en Sillicon Alley, donde se concentran las compañías que explotan el filón digital.
Con novelas magistrales como 'V', 'El arco iris de gravedad', 'Mason & Dixon' y 'A contraluz', y otras menos logradas como 'La subasta del lote 49', 'Vineland' y 'Vicio propio', Pynnchon vapulea géneros sin perder la genialidad. Para Harold Bloom, es uno de los grandes novelistas de su tiempo, junto a DeLillo, McCarthy y Roth.