Apuntes

Una reforma del ciudadano

La investigación de la Guardia Civil destapa conductas impropias de un grupo de funcionarios de Tráfico que quisieron sacarse un extra aprovechándose de su cargo

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La situación tan crítica por la que atraviesa este país no sólo ha hundido la economía española, ha disparado el desempleo y ha dejado a la sociedad sumida en el doloroso debate de quedarse o marcharse en busca de esperanza; también ha sacado a la luz cómo la clase política, financiera...la dirigente que tomaba las decisiones en épocas de vacas gordas, hizo negocio con el dinero del otro, infló una burbuja sin base de prosperidad futura y puso las riquezas de este país en el tablero de juego de un peligroso Monopoly donde la ambición y la avaricia personal son los valores que cotizan.

La Justicia, día sí día también, recibe un nuevo asunto de corrupción que salpica a estas esferas de poder, y está dando cuenta de cada denuncia que llega a sus órganos. De ahí que para la necesaria regeneración democrática es fundamental que el sistema judicial funcione con la precisión de la maquinaria suiza de un reloj. Es el único garante de que esta sociedad española, escandalizada y espantada con sus dirigentes, vuelva a confiar en un proyecto común, en un estado capaz de mirar sin vergüenza a sus socios del norte de Europa.

Ahora bien, ese proceso de regeneración vital para el futuro de este país, también pasa por la doloroso autocrítica que cada ciudadano debe hacer; que evalúe si fue honesto siempre, si en cada oportunidad que tuvo eligió la opción legal y no la más ventajosa; si nunca se aprovechó; si no defraudó o si no sintió envidia por aquel que supo sacarle partido personal al sistema sin mancharse los puños de la camisa. Si la regeneración no alcanza al individuo, la ansiada limpieza democrática del sistema es una quimera o un buen eslogan para una campaña electoral sin más.

La Guardia Civil ha cerrado una operación que ha vuelto a poner en evidencia cómo unos individuos, aprovechándose de su condición de funcionarios de la jefatura de Tráfico, presuntamente habrían cobrado 'extras' a cambio de agilizar trámites. Estas conductas poco tienen de achacables a políticos, banqueros o grandes y corruptos empresarios.