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Merkel mide su fuerza en Baviera
La jefa del Ejecutivo federal afronta hoy el último test antes de los comicios generales del domingoLa CSU busca recobrar la mayoría absoluta y tanto en Múnich como en Berlín temen un mal resultado de sus aliados liberales
BERLÍN. Actualizado: GuardarCerca de 9,5 millones de ciudadanos están llamados hoy a las urnas para elegir el nuevo Parlamento de Baviera, el rico Estado federado en el sur de Alemania. En esta ocasión, los comicios bávaros se pueden convertir en un quebradero de cabeza para la canciller Angela Merkel, de cara a su propia cita con las urnas del próximo domingo en todo el país.
Solo una semana separa las dos convocatorias en las que otros tantos nombres se alzan ya como claros vencedores. En el plano bávaro, Horst Seehofer, primer ministro del Estado desde 2008, y en el plano nacional, la inevitable Merkel, que conseguirá su tercer mandato en Berlín. De acuerdo con los sondeos, sus respectivos partidos -hermanados a nivel federal- serán los más votados, pero en los dos casos persiste una gran incógnita: ¿Qué pasará con su actual socio, el Partido Liberal (FDP), tanto en Baviera como en el Gobierno alemán?
El primer ministro bávaro y su partido, la Unión Socialcristiana (CSU), podrían obtener en torno a un 48% de los votos, según los últimos sondeos. Muy por delante del escaso 20% que iría a parar al Partido Socialdemócrata (SPD), representado aquí por el popular alcalde de Múnich. El mantenimiento de Christian Ude en el poder desde 1993 ha convertido a la capital bávara en el feudo del SPD.
El actual socio liberal de los conservadores desde que la CSU perdió la mayoría absoluta en 2008 se encuentra de capa caída y apenas conseguiría llegar al mínimo del 5% necesario para poder acceder al Parlamento. Pero es impensable un cambio de Gobierno en Baviera, donde la formación hermana de Merkel permanece en el poder desde hace más de cinco décadas. La única duda es si Seehofer conseguirá cumplir el objetivo que se marcó al aceptar el cargo en 2008: devolver la mayoría absoluta a la CSU.
«Baviera es la CSU y la CSU es Baviera» es uno de los lemas electorales del socio bávaro de la Unión Cristianodemócrata (CDU) de Merkel. El eslogan resume muy bien la identidad del Estado federado, donde la mayoría de la población no concibe votar a otro partido que no sea la CSU.
Desde 1957, la CSU gobierna en Baviera sin interrupción a pesar de los escándalos de corrupción entre sus filas. Constituye un fenómeno especial en Alemania porque Baviera fue durante mucho tiempo el hermano pobre del país. Una región principalmente agrícola y sin riqueza alguna, que recibía ayuda económica del resto de Estados federados a través del sistema de solidaridad, que los bávaros han recurrido este año ante el Tribunal Constitucional para dejar de dar dinero a los que consideran los «hermanos vagos del Este». Se lamentan de ser el gran pagador del país, con 3.900 millones transferidos en 2012 a los Estados federados más pobres de Alemania.
Baviera se ha convertido en el modelo a seguir, con una tasa de desempleo de un 3,9% de media, según las cifras de agosto, con índices que van desde el 1,4% de Eichstätt hasta el 7,7% de Núremberg. Es la casa de Siemens y BMW y de cientos de empresas de fabricación de maquinaria y de construcción de aviones. Si fuera un país, tendría la sexta mayor población y economía de la eurozona.
Transformación
Los bávaros se han transformado con los años en un pueblo seguro de sí mismo. 'Portátil y lederhose' (pantalón regional de cuero) es uno de sus lemas. Avanzar sin descuidar la tradición. «En Múnich los lederhose y los portátiles se han adaptado en simbiosis», resumió hace un tiempo el ex presidente federal Roman Herzog a propósito de su región.
La CSU se fundó en 1945 y desde entonces ha compartido camino con la CDU. Las dos formaciones se unieron en una fracción parlamentaria en el Bundestag, la Unión. La CDU no se puede presentar en los comicios bávaros y la CSU tampoco a nivel federal. A lo largo de los años hubo momentos de tensión entre los dos partidos, que llegaron a hacer vislumbrar un posible final del entendimiento. La CSU ha acusado en muchas ocasiones a la CDU de girar demasiado hacia la izquierda. Ahora, además, Seehofer amenaza a Merkel con no apoyarla si no aprueba el peaje en las carreteras bávaras que quiere introducir para todos los automóviles extranjeros. Algo que, además de chocar con la legislación europea, la canciller ha prometido no hacer mientras esté en el poder.
En esta ocasión, las elecciones de Baviera trascienden las fronteras del Estado. «Los comicios bávaros se perfilan como un problema para nosotros, con independencia del resultado», comentó un miembro del Gobierno cercano a Merkel al diario 'Süddeutsche Zeitung', que no dudó en titular el artículo 'El miedo de la CDU al sur'. En el caso de que el FDP consiga entrar en el Parlamento bávaro, la mayoría absoluta de la CSU estaría en peligro. Un fracaso liberal podría empujar a muchos votantes de la CDU a apoyar al FDP -los 'votos útiles'- con el objetivo de poder reeditar la coalición de Gobierno en Berlín con el que es su socio natural. «Será una semana de fuego a discreción por parte del FDP en busca del voto», comentó otro miembro cercano al Ejecutivo de la canciller.
'El problema bávaro de Merkel', tituló la prestigiosa publicación 'Der Spiegel'. La canciller ya ha dejado claro que no está dispuesta a renunciar a electores propios para salvar a su socio en el poder. «Cada voto cuenta», viene recordando esta semana en sus actos de campaña.
La líder cristianodemócrata quiere evitar una repetición de lo que pasó hace unos meses en el Estado federado de Baja Sajonia, donde el candidato de la CDU llamó a sus votantes a ayudar al FDP para poder reeditar su Gobierno de coalición y acabó perdiendo el poder por un solo escaño. Merkel no quiere arriesgarse y busca permanecer como líder del partido con más poder en el Bundestag, aunque eso implique tener que buscar nuevos socios. Los sondeos le dan en torno a un 40% de la intención de voto, frente al escaso 5% del FDP.