Park Geun-hye. :: EFE
Economia

Cuando el canario surcoreano ya canta

La Corea capitalista, considerada el termómetro de la economía mundial, crece por encima de las expectativas

SHANGHÁI. Actualizado: Guardar
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En las minas de carbón, al peor enemigo no se le ve. Es el letal gas grisú que se genera al extraer el mineral y que puede crear una atmósfera explosiva. Al ser inodoro, cuando se hace evidente ya resulta demasiado tarde. Por eso, antiguamente los mineros utilizaban a un canario como medida de seguridad. Este pájaro es mucho más sensible que los seres humanos al gas, así que no tenían más que echarle un vistazo de vez en cuando para saber si podían trabajar con seguridad: si cantaba, luz verde; si agonizaba, evacuación inmediata.

Corea del Sur se ha erigido en el canario de la mina que es la economía global. En un escenario tomado por gurús que rara vez aciertan con sus predicciones, el desarrollo de la Corea capitalista se perfila como un buen avance de lo que le espera al resto del mundo. Sucedió con la crisis asiática de 1997, cuando el PIB surcoreano se desplomó un poco antes que el del resto, y se repitió una década después, cuando Seúl fue de las primeras en ver cómo la onda expansiva de la explosión financiera en Estados Unidos hacía añicos su milagro económico. Al fin y al cabo, el 'tigre asiático' es una base productiva de primer orden que depende en gran medida del exterior.

Pero, ahora, Corea del Sur vuelve a cantar con alegría. De hecho, ha batido todas las previsiones para la primera mitad del año y en el segundo trimestre creció un 2,3% comparado con 2012. Esta cifra marca el ritmo más rápido de los últimos dos años, está tres décimas por encima del listón más optimista y supone un 1,1% más que la registrada en los primeros tres meses de 2013. Alentado por estos datos, el Ejecutivo surcoreano ha incrementado la previsión de crecimiento para todo el año: del 2,3% al 2,7%. «Creemos que ese 0,4% adicional lo dará la suma del impacto que está teniendo el plan de incentivo económico, el buen comportamiento del mercado de propiedades y el recorte en los tipos de interés», argumenta el director del departamento de Política Económica del Ministerio de Economía, Choi Sang-mok.

Se demuestra así que, frente al fracaso de los recortes en Europa, la política de estímulo que abanderan Corea del Sur y Japón funciona. Desde que la nueva presidenta surcoreana, Park Geun-hye, accedió al cargo en febrero, el país ha seguido los pasos de Tokio y ha aprobado una partida especial en el presupuesto nacional de 17,3 billones de wones (11.500 millones de euros) para reactivar el sistema y aumentar la inversión empresarial.

Objetivo conseguido

A pesar de que algunos temen que los resultados sean solo temporales, lo cierto es que se han alcanzado esos objetivos: se ha creado empleo -Seúl prometió 40.000 nuevos puestos de trabajo-, ha aumentado el consumo interno -lo cual ha compensado la reducción de la recaudación fiscal-, se han disparado las exportaciones -un impresionante 7,7% en agosto- y ha regresado el optimismo al mercado de valores. No en vano, varias de las industrias más importantes del país están viviendo tasas de crecimiento de dos cifras en las ventas al extranjero, donde China y Estados Unidos se afianzan como principales mercados: automoción (43,9%), astilleros (26,2%), teléfonos móviles (25,9%), semiconductores (22,1%) y la industria petroquímica (12,1%).

Pero nada de esto tendrá continuidad si Corea del Sur no consigue hacer realidad la «economía creativa» de la que Park habló en su discurso inaugural como presidenta. La nueva mandataria planteó en febrero la necesidad de obrar «un segundo milagro en el río Han», y aseguró que solo hay un camino para conseguirlo: «La convergencia de ciencia y tecnología con industria, y el florecimiento de la creatividad para derribar barreras». En definitiva, Park cree que su país solo tendrá éxito si continúa invirtiendo ingentes sumas de dinero en I+D -cuyo porcentaje sobre el Producto Interior Bruto es ya uno de los más elevados del mundo- para contrarrestar la fuerza que tienen sus vecinas Japón y China.

Por eso, y al contrario de lo que sucede en España, el Ejecutivo de Seúl ha prometido que la prioridad de su lista con 140 iniciativas económicas es la creación de un ecosistema propicio para que surjan nuevas empresas lideradas por emprendedores con ideas innovadoras. Para ello incluso ha juntado tres agencias gubernamentales con las que ha creado un nuevo Ministerio, el de Ciencia, Tecnologías de la Información y la Comunicación, y Planificación Futura. Contará con un generoso presupuesto que permitirá incrementar en un 40% la inversión pública en investigación básica de aquí a 2017, y estará encargado de eliminar las barreras burocráticas existentes en el proceso de creación de una empresa.

Por otra parte, el Gobierno quiere presionar a los 'chaebol', término con el que se conoce a los imperios corporativos de la talla de Samsung, LG o Hyundai, que dominan la economía surcoreana, para que aumenten sus inversiones en el país y no en sus bases manufactureras en el exterior.

«Ahora que China ya no es un país tan barato, creo que se debe apostar por evitar la desaparición del tejido industrial surcoreano. Con nuevas técnicas de gestión y con la aplicación de nuevas tecnologías, se puede resultar competitivo a pesar de la elevada remuneración salarial», apunta a este periódico Song Shuk-hae, doctorando de Economía en la Universidad de Seúl. «De momento, y aunque quedan muchos retos por delante, se están dando los pasos adecuados para consolidar un futuro prometedor».