José Manuel Durao Barroso. :: AFP
Economia

España pedirá al Eurogrupo acelerar la financiación de las pymes

El presidente de la Comisión Europea, Durao Barroso, alaba el papel reformista de Rajoy y pide a los países seguir con las medidas de ajuste

BRUSELAS. Actualizado: Guardar
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La «frágil» salida de la recesión experimentada por Europa tras 18 meses de caídas ha supuesto un bálsamo para las economías de la Unión. No solo en lo tangible, en los indicadores como la prima de riesgo, también en el discurso, en la forma de 'vender' el diagnóstico de la economía de los 28. Y España es fiel reflejo de ello. En apenas un mes, el optimismo ha ganado la partida en el mensaje europeo. «Tenemos razones para ello. No se puede decir que hayamos salido de la crisis pero la recuperación está cerca gracias a las duras medidas adoptadas», recalcó ayer el presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso, que alabó el papel reformista del Ejecutivo de Mariano Rajoy con datos como el de las exportaciones, que copan ya el 33% del PIB.

Lo hizo en Francia, en Estrasburgo, en su última intervención sobre el Estado de la Unión ante el Europarlamento como máximo responsable del Ejecutivo comunitario antes de las elecciones del próximo mayo. Un discurso en el que primó lo bueno, lo positivo, aunque advirtiendo de la «fragilidad» de una escenario en el que las reformas son «imprescindibles» para retomar la senda del crecimiento. 'Vamos bien pero no se confíen, no levanten el pie del acelerador, sigan con los ajustes', resume la hoja de ruta del Ejecutivo comunitario.

En lo referido a España, el vuelco ha sido sustancial desde que a finales de abril los ministros de Economía y Hacienda presentaran un cuadro macro más que pesimista en el que el PIB podría retroceder tres veces más de lo estimado en los presupuestos de 2013. Ahora, al menos de momento, la cuarta economía de la zona euro ha dejado de ser un problema para Bruselas, al menos no tan grave como se barruntaba hace solo medio año.

Entre las señales, una que quizá pasa inadvertida pero que adquiere un considerable calado. El 'caso español' no tendrá un papel protagonista en la agenda de la reunión que este fin de semana celebrará en Lituania el Eurogrupo y el Ecofin-el primero reúne a los ministros de Finanzas de la eurozona y el segundo, a los de los 28 socios-.

El rescate de Chipre, la evolución de Portugal y el análisis de los últimos datos macroeconómicos de la Unión centrarán unos encuentros con varios objetivos claros: acelerar en la medida de lo posible el papel que el Banco Europeo de Inversiones (BEI) debe desempeñar para lograr que el crédito vuelva a llegar a las pymes -podrían inyectarse hasta 100.000 millones-; establecer mecanismos para combatir el «inaceptable» paro juvenil -en España es de un 56%- y agilizar la puesta en marcha de la unión bancaria, una herramienta «esencial» para salir de la crisis, como insistió ayer Barroso.

Mejora «sustancial»

Tres ambiciosos retos que el Gobierno de Rajoy comparte y que defenderá en la cita informal de Vilna, capital lituana, sabedor de que estas medidas son la medicina que mejor se ajusta a la enfermedad crónica del país. «No hay que confiarse. Ha habido una bajada importante de la prima de riesgo pero hay que seguir trabajando para lograr el acceso del crédito a las pymes», destacaron fuentes del Ministerio de Economía que lidera Luis de Guindos. Estas mismas fuentes destacaron que la situación de España ha mejorado «sustancialmente» y que los distintos desequilibrios «están corriendo de una forma muy rápida, como la credibilidad del sistema financiero español», con casos como la ampliación de capital efectuada por el Sabadell. Los mercados están abiertos, aunque todavía es pronto para confirmar si España pedirá una prórroga del rescate, de hasta 100.000 millones de euros, recibido para salvar a bancos y, sobre todo, cajas de ahorro en peligro, como Bankia -ha gastado 41.000-. Ni este asunto ni la presentación de la reforma de las pensiones diseñada por Rajoy está, en principio, en el orden del día del primer Eurogrupo tras el parón de las vacaciones estivales.

Ahora, como advirtió ayer Durao Barroso, la «principal amenaza» para la UE es «política y no económica». Llamó a la «solidaridad» entre Estados, a trabajar juntos por una unión «política y monetaria» en lugar de mirar por los intereses nacionales. «Todos estamos en el mismo barco», reflexionó de forma gráfica. En este sentido, recalcó que «no habrá recuperación sin creación de empleo» y que los 26 millones de europeos que están paro es una drama «inaceptable». Pese a todo, destacó el papel de la Comisión y recordó que «es parte de la solución y no el problema de todo», en alusión a las muchas voces euroescépticas.