Sociedad

La 'monja tuitera' busca fieles con tinta y papel

Xiskya Valladares, famosa por su intensa presencia en las redes sociales, publica un libro para creyentes y ateos

MADRID. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Ha hecho de Twitter su púlpito. Xiskya Valladares es conocida como la 'monja tuitera'. Su dominio del lenguaje de los 140 caracteres ha convertido a esta religiosa en una entusiasta propagandista del evangelio en el espacio, a veces inmisericorde, de las redes sociales. Valladares, de 43 años, es periodista como las de antes, aunque ha descubierto en Twitter un instrumento poderoso para reclutar prosélitos. Su habilidad para capturar en dos líneas el mensaje de Jesucristo no ha pasado desapercibida ni a la prensa ni a la industria editorial. El sello Destino acaba de publicar '#arezaryadormir', un libro en el que se recogen 99 tuits y que estará presente en las librerías a partir del jueves que viene. Se trata de citas y aforismos acuñados por gentes muy dispares entre sí, testimonios que sirven a esta monja para hilvanar sus prédicas.

Con más de 14.000 seguidores, Xiskya Valladares, que pertenece a la congregación de la Pureza de María, es toda una adicta a las redes sociales. Está suscrita a Twitter, pero también a Facebook, Google Plus, Flickr, YouTube y Linkedin. Sabe de sobra que el contenido de Twitter es muy perecedero, pero, como ella misma dice, los mensajes escuetos no están reñidos con la profundidad. No en balde, un versículo de la Biblia cabe perfectamente en un tuit. Para apuntalar este aserto invoca la autoridad moral de Benedicto XVI, quien en su estreno en la red del jilguero aseguró que la parquedad obligada por Twitter era más que suficiente para relatar la «experiencia de Dios».

Los 99 tuits escogidos por esta monja nicaragüense proceden de personas de afiliación variopinta. Xiskya Valladares lo mismo reproduce un pensamiento de Bob Marley que de Kierkegaard, tan pronto apela a Groucho Marx como trascribe el diálogo de una película. «Me interesaba sobre todo que las personas se dieran cuenta de que los tiempos difíciles son momentos de grandes oportunidades, escondidas, a veces, pero tan presentes como reales, en las que Dios no se desentiende de su pueblo», explica la religiosa.

A Xisqya Valladares le aguijoneó el interés por las redes sociales cuando eclosionaros los movimientos del 15M y la 'primavera árabe'. Quería contrastar de primera mano las informaciones contradictorias que surgían entonces.

Oficio de cronista

No obstante, sus destrezas no se limitan a la elaboración de textos cortos y directos que demandan las nuevas tecnologías. En realidad, su carrera periodística comenzó con la celebración de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) en Madrid, un evento que le permitió adiestrarse en el oficio de cronista.

Quien se acerque al libro de esta monja, a quien no le asustan los linchamientos en Twitter, podrá leer testimonios de santos, ateos, comunistas, literatos, cristianos, musulmanes, judíos, budistas y otras personalidades de distinto pelaje. Citas que son luego interpretadas por Valladares a la luz de su fe, aunque con un sustrato humanista que permite que el libro sea susceptible de captar la atención de creyentes y descreídos. «Los temas son variados, pero tocan el meollo de nuestra existencia: qué hacer cuando todo parece oscuro, cómo seguir sonriendo en momentos de crisis, adónde mirar cuando las fuerzas fallan, quién es el que realmente nos ama, etcétera», asegura la autora.

Aunque no puede quejarse del número de personas que la siguen, esta evangelizadora de la red reconoce que aún son pocos los religiosos apuntados en Twitter. La Iglesia española, al contrario que la latinoamericana, todavía adolece de poca presencia en la comunicación 2.0.

El periodista Justino Sinova, prologuista del libro, considera insólito el caso de Xiskya. Valladares escribe para varias páginas web, edita una revista en su congregación, mantiene activo un blog y deja su huella en cualquier cosa que se parezca a una red social, todo ello sin desatender sus deberes espirituales.

Sobrelleva como puede a los 'trolls', esos internautas aficionados a la difamación, aunque arguye que ha conseguido deshacerse de muchos a base de paciencia, humildad y no entrar al trapo de sus provocaciones. Se guía por la máxima de que, en el territorio comanche de internet, «ni los halagos te deben hinchar ni los insultos te deben hundir».

Pese a la crisis que atraviesa la prensa escrita, esta gurú del apostolado tecnológico cree que el papel del periodista es capital para comprobar la veracidad de las noticias, lo que no es óbice para que encuentre rigor y búsqueda de la verdad entre blogueros y usuarios de las redes.

Hija de un cardiólogo y una abogada, la religiosa hace también sus pinitos como fotógrafa. Va con su cámara Nikon a cuestas a todas partes, le gusta abordar temas sociales y retratar paisajes con su objetivo, domina Photoshop y se declara admiradora de Henri Cartier Bresson y Ansel Adams.