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Cibersexo desde el escaño
Detectan 300.000 intentos de conexión a páginas porno en internet desde los ordenadores del Parlamento británico
Actualizado: Guardar¿Quién no ha entrado sin querer a través de internet en una página pornográfica, cuando simplemente buscaba un guía de carreteras o un robot de cocina? Este fenómeno, muy común hace quince años, es cada vez menos corriente. Los propietarios de las páginas son muy cuidadosos para evitar que cuando un usuario les visita, no sea redireccionado a un lupanar cibernético lleno de imágenes de señores y señoras estupendos con poca ropa y prestos a aflojar la cartera del usuario. A esos intereses comerciales de los titulares de los sitios web se suman las leyes de protección a los menores.
Por estos motivos, si alguien pincha en una dirección y se encuentra a un individuo en una pose poco correcta, cuando no pornográfica, es porque él lo ha querido y ha ido buscándolo. Los responsables de la red informática del Parlamento británico no tragan que, por casualidad, sus trabajadores hayan intentado entrar o hayan entrado a páginas porno nada menos que en 300.000 ocasiones, entre mayo de 2012 y julio de 2013, según recoge el periódico The Huffington Post.
Este 'calentón' en horas laborales llamó la atención de los responsables de la institución, que encargaron a sus técnicos un análisis más pormenorizado del fenómeno. Así, averiguaron que el mayor número de conexiones tuvo lugar en noviembre de 2012, cuando tuvieron lugar 114.844 intentos de conexión, y el pasado abril, con otros 55.552.
El asunto ha llegado hasta las más altas esferas del país. Así, el primer ministro, el conservador David Cameron, ha presentado un proyecto que ha levantado la polémica, tanto entre los miembros de Parlamento como entre los trabajadores. Pretende que los servicios informáticos instalen filtros en internet que, por defecto, veten el acceso a páginas web de contenidos pornográfico. Lo que no se explica es si se hace para preservar la moral de las personas que trabajan en la institución, para evitar que se evadan de sus labores o para que, como ocurre en algunas páginas porno -las menos-, que no se cargue a la factura telefónica de manera automática un 'servicio' que no es necesario para dirigir los avatares del imperio.
De todos modos, los técnicos del Parlamento británico deberán ser cuidadosos con los mecanismos que apliquen, dada la mala experiencia que tuvo el mes pasado la Biblioteca Británica, cuando el filtro instalado en su sistema wifi de internet vetaba por «violenta» el acceso a la edición digital de 'Hamlet', de William Shakespeare.