Los impulsores de la Vía Catalana rebajan el tono para atraer a Unió y PSC

La Vía Catalana hacia la independencia, el acto reivindicativo que las plataformas soberanistas de base han organizado para la Diada del próximo 11 de septiembre, pretende convertir la festividad nacional de Cataluña en la «antesala de la secesión». La Asamblea Nacional Catalana (entidad organizadora) prevé una participación superior al millón y medio de personas, más que el año pasado en la manifestación de Barcelona, y apuesta por convertir la protesta, que simulará a la que celebraron en 1989 las repúblicas bálticas, en «un clamor» para que Cataluña sea un nuevo estado de Europa y para que se convoque una consulta vinculante.

En cualquier caso, la presidenta de la ANC, Carme Forcadell, hizo ayer durante la presentación de la cadena un llamamiento a todas las formaciones políticas a sumarse a la Vía y puso el acento de la reivindicación en la consulta, con el objetivo de aumentar el número de asistentes y dar cabida a otros partidos, como Unió, ICV o los catalanistas del PSC, que no se encuentran cómodos con el lema independentista de la protesta. «Hacemos la Vía para conseguir la libertad de Cataluña, pero el primer paso es lograr la consulta», lanzó Forcadell como guiño para no ahondar en la división de CiU, PSC e ICV.

La Vía Catalana, que movilizará alrededor de 30.000 voluntarios, 1.500 autobuses y una veintena de ultraligeros, recorrerá 400 kilómetros desde el sur hasta el norte de Cataluña y comenzará el 11 de septiembre a las 17.14 horas, con el repique de campanas en la catedral vieja de Lérida.

Previamente, antes de las dos de la tarde, los miembros de la ANC se reunirán con Artur Mas. Forcadell dijo que transmitirán a Mas que trabaje para que Cataluña se convierta en un estado de la UE. «Le insistiremos que el proceso no tiene marcha atrás y se ha de convocar la consulta cuanto antes», remató.