'La Porciúncula' de Zurbarán viaja a Italia y Bélgica, tras su intervención
La obra perteneciente al Museo de Cádiz participará en una muestra internacional sobre el pintor barroco
CÁDIZ. Actualizado: Guardar'La Porciúncula' de Zurbarán viajará a Italia y Bélgica para participar en una exposición internacional sobre el pintor barroco tras su intervención en el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH).
La intervención sobre este lienzo del Museo de Cádiz ha sido encargada por la Fondazione Ferrara Arte y el Centre for Fine Arts de Bruselas, entidades organizadoras de la exposición 'Zurbarán (1598-1664)', según ha informado la Consejería de Cultura y Deporte en un comunicado.
En la exposición participarán otras obras del pintor de Fuente de Cantos procedentes de museos de Andalucía, como son 'San Juan' y 'San Mateo', también del Museo de Cádiz , y 'El Niño de la Espina', 'San Gregorio' y 'Crucificado', del Museo de Bellas Artes de Sevilla.
'La Porciúncula', que fue trasladada a las instalaciones del instituto en Sevilla el pasado mes de junio, ha recibido tratamientos en el lienzo y en el marco.
La muestra, que tiene como comisario al conservador del Museo de Bellas Artes de Sevilla Ignacio Cano y que cuenta con el asesoramiento de Gabriele Finaldi, director adjunto de Conservación e Investigación del Museo Nacional del Prado, permitirá conocer las distintas etapas en la pintura de este maestro del Barroco a través de 50 lienzos.
La exposición se podrá visitar del 14 de septiembre próximo al 6 de enero de 2014 en la Galleria d'Arte Moderna e Contemporanea de Ferrara y del 29 de enero al 25 de mayo de 2014 en el Palais des Beaux-Arts de Bruselas.
Convento de Capuchinos
La pintura, datada entre 1630 y 1640, procede del convento de los capuchinos de Jerez de la Frontera y forma parte de la colección estable del Museo de Cádiz desde 1835. Representa la visión de San Francisco de Asís en la capilla de la Porciúncula: la aparición de la Virgen y de Cristo en la que San Francisco recibe las normas que le servirán para redactar la segunda regla de la orden franciscana.
Se trata de una obra genuinamente barroca, en la que el artista extremeño demuestra su capacidad para definir volúmenes, texturas y la incidencia de la luz.
