Bertone se cree víctima de los «cuervos y víboras» de la Curia
Acusado en los papeles de 'Vatileaks' de «mala gestión y favoritismo», achaca las irregularidades a personas ajenas a su círculo de confianza
Actualizado: GuardarEl todavía secretario de Estado de la Santa Sede, Tarcisio Bertone, fue un brillante portero en su juventud. Los años no pasan en balde -ha cumplido ya 78- pero el cardenal todavía se resiste a que le metan goles. Un día después de saberse que el próximo 15 de octubre su relevo en el cargo de 'primer ministro' será Pietro Parolin, nuncio en Venezuela y veterano diplomático, el todopoderoso Bertone no ha dudado en echar balones fuera: «El balance de estos últimos siete años (como secretario de Estado) es positivo, a pesar de las acusaciones que ha vertido una red de cuervos y de víboras».
Así de claro se mostraba ayer el número dos de la Curia a la salida de una ceremonia religiosa en el Santuario de la Virgen de las Lágrimas en Siracusa (Sicilia). Salpicado por el escándalo de los documentos secretos de 'Vatileaks', donde se le acusaba de mala gestión, favoritismo y poco control de las finanzas, Bertone cerró filas en torno a sus colaboradores más cercanos. «En la Secretaría de Estado se hace un trabajo en equipo, se trata de un grupo de cinco personas muy unido y valioso». Es decir, en última instancia achaca «los problemas» y «casos que se escaparon de nuestras manos» a personas ajenas a ese círculo de confianza que actuaban sin haberse puesto en contacto previamente con él.
Pero resulta difícil imaginar que algo pudiera quedar al margen del poder del hombre de confianza de Benedicto XVI. No solo dominaba la proyección internacional de la Santa Sede (como un ministro de Exteriores) sino que también hacía lo propio a nivel de la Ciudad del Vaticano, igual que un titular de Interior. Por si no bastara, también actuaba de filtro para acceder y hablar con el pontífice, una función que ejercía con mano de hierro.