PAN Y CIRCO

EL CÁNCER DEL FÚTBOL

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Una vez más, hay que lamentar incidentes entre aficiones cuando se enfrentan dos equipos de la provincia. Si hace unas semanas fue en San Fernando entre hinchas azulinos y seguidores del Cádiz el día que se disputó el Trofeo de la Sal, este sábado tocaba en Algeciras, curiosamente también con el equipo isleño de por medio. Varios aficionados de los muchos que se desplazaron hasta la localidad campogibraltareña salieron con diferentes lesiones, y el autobús en el que viajaban fue apedreado y tuvo que ser escoltado para salir de la ciudad.

Lo peor de todo es que se trata de una noticia que ya ni siquiera sorprende, porque estamos acostumbrados a ver episodios de violencia en el mundo del fútbol, y los enfrentamientos entre aficiones de equipos rivales en la provincia han existido desde siempre, con mayor o menor grado de gravedad.

Una verdadera lástima, pues enturbia el espectáculo de un deporte que levanta pasiones y, sobre todo, deja en evidencia la podredumbre de muchos que se escudan en unos colores y una bandera para dar rienda suelta a sus impulsos más viles.

Resulta pesado, triste e incluso incómodo opinar sobre este asunto porque la postura está más que clara. Hay que ser intolerante con los intolerantes y los clubes han de aunar esfuerzos para erradicar por completo estas actitudes de los campos de fútbol.

Sí que parece claro que son unos pocos los que manchan la imagen de un colectivo, un grupo reducido de energúmenos los que siempre desencadenan este tipo de situaciones. En muchos casos están más que controlados y reconocidos por los dirigentes de los clubes, autoridades y demás, pero es muy complicado evitar que actúen a su antojo cuando lo hacen fuera de las dependencias de los recintos deportivos. Son el cáncer del fútbol.