La OTAN exige una respuesta firme
El secretario general defiende la implicación militar en el conflicto sirio y avisa de que «si atacan a uno de los miembros atacan a toda la Alianza» «Quedarnos al margen sería una señal muy peligrosa para los dictadores», afirma Rasmussen
BRUSELAS. Actualizado: GuardarEl secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, escenificó ayer las diferencias que existen en el seno de la Alianza Atlántica sobre cómo actuar para advertir al régimen sirio de que el presunto ataque con armas químicas perpetrado el 21 de agosto sobre la población civil es una línea roja que no van a consentir sobrepasar. Por un lado, exigió una respuesta «firme» de la comunidad internacional -«sería una señal muy peligrosa para los dictadores de todo el mundo si nos mantuviéramos al margen»- pero al mismo tiempo descartó una implicación militar de la organización contra el régimen de Bashar el-Asad. «No contemplo un papel adicional de la OTAN», incidió el mandatario danés.
La postura adoptada siguió el guion escrito la semana pasada, cuando Rasmussen compareció en el cuartel general de la Alianza, ubicado en Bruselas, para lanzar una seria advertencia al régimen sirio pero aparcando por ahora una operación militar como la que se desarrolló en Libia.
Ayer, sin embargo, lo hizo en el Centro Internacional de Prensa, a escasos metros de una Comisión Europea parapetada en la prudencia limitándose a pedir una solución «política al conflicto», como reiteraron ayer sus portavoces oficiales. Un tono muy alejado del ayer mantenido por el ex primer ministro danés, que, rotundo, recalcó que no alberga la más mínima duda de que el ataque del 21 de agosto en el que perdieron la vida un millar de civiles se produjo con armas químicas y que detrás de él estuvo Damasco -hizo referencia a documentación clasificada de los distintos servicios de Inteligencia que rehusó explicar-.
Sin embargo y pese a demandar de la comunidad internacional una reacción «firme» ante la gravedad de los sucedido, cedió el testigo a los 28 países miembros para que actuasen de «forma individual» si así lo consideran oportuno, en clara referencia a Estados Unidos y Francia, único país europeo que aún debate qué hacer. «Obviamente respeto plenamente los procesos democráticos en cada nación aliada. Es parte de la manera en que trabajamos», matizó.
«La situación es muy, muy, muy complicada», incidió. Y es que cualquier acción militar, por nimia que sea, podría generar una inestabilidad en Oriente Medio de dimensiones considerables tras las advertencias de Irán y el férreo posicionamiento a favor de Siria mostrado por Rusia, sobre todo, y China. Todo ello condicionado por un Consejo de Seguridad de la ONU dividido a la espera de que los inspectores desplazados a la zona analicen las pruebas recopiladas, el revés sufrido por Cameron al no recibir el plácet del Parlamento británico y las dudas que esta decisión ha generado en Francia y en Estados Unidos, donde Barack Obama buscará el refrendo moral del Congreso.
Defensa asegurada
A la espera de nuevos movimientos, el debate sigue vivo en el seno de la OTAN, que lejos de mantener un papel secundario, como se le ha reprochado desde distintos ámbitos, «está actuando como foro de consultas entre aliados para la defensa y protección efectiva de Turquía» con los misiles Patriot desplegados en su frontera con Siria. «Actuaremos en función de los acontecimientos y nuestra filosofía es clara, si atacan a uno de nuestros miembros, atacan a toda la Alianza», remarcó. «Puedo asegurarles que tenemos todo instalado para asegurar la defensa y la protección de Turquía», apostilló. Las espadas, por lo tanto, permanecen en todo lo alto a la espera de posibles acontecimientos.
Rasmussen, no obstante, también hizo un llamamiento a la diplomacia y a la posibilidad de que pueda trazarse una hoja de ruta política de mínimos que pueden acabar con un conflicto sirio, que ha dejado ya un reguero de miles de muertos y decenas de miles de desplazados. Entendimiento sí, pero sin olvidar que hay líneas rojas que no se pueden cruzar y que, según dijo, se han cruzado.
A su juicio, el uso de armas químicas -gas sarín, según EE UU- supone un punto y aparte en el conflicto sirio que hace necesaria una respuesta contundente de la comunidad internacional. «Es horrendo ver la muerte de miles de personas con el uso de armas convencionales, pero el uso de armas químicas es un paso que no debe darse nunca. Pueden convertirse en armas de destrucción masiva», ahondó. «Nuestra posición -enfatizó- es clara. El ataque de armas químicas del 21 de agosto es inexcusable. Acciones que han quitado la vida a miles de personas no pueden ser ignoradas. Estas armas están prohibidas en el mundo civilizado. No tienen lugar en el siglo XXI», enfatizó.
Una suerte de dialéctica de confrontación que sin embargo no llevará a la OTAN al campo de batalla sirio. De momento, siguen las conversaciones 'sotto voce' a varias bandas a la búsqueda de una respuesta contundente y sobre todo conjunta que muestre cierta imagen de unidad internacional. El fin de semana, sin ir más lejos, se reunirán en Lituania los ministros de Defensa de la UE en una cita informal a la que es posible que asista el secretario de Estado norteamericano, John Kerry.