Rubalcaba y José Antonio Griñán charlan minutos antes de que comience la reunión de ayer de la ejecutiva del PSOE. :: J. C. HIDALGO / EFE
ESPAÑA

Rubalcaba plantea ahora al PP una mesa contra la corrupción pese a Bárcenas

Propone en una carta a todos los grupos una subcomisión en el Congreso para discutir sus propuestas

MADRID. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

El PSOE está dispuesto a sentarse en una misma mesa con el PP para discutir las medidas que conviene poner en marcha a fin de combatir y prevenir la corrupción. Apenas un mes y medio después de haber anunciado la ruptura de «todas las relaciones» con el partido gubernamental a cuenta de su actitud en el 'caso Bárcenas', Alfredo Pérez Rubalcaba propuso la puesta en marcha de una subcomisión parlamentaria para estudiar, junto a expertos en la materia y miembros de la sociedad civil, como ya se hizo con el proyecto de la ley de transparencia con las iniciativas planteadas por todos los grupos de la cámara a lo largo de los últimos meses.

La idea, lanzada ayer en la primera reunión de la ejecutiva socialista tras las vacaciones estivales, atenúa en la práctica una posición que Rubalcaba considera, sin embargo, vigente. El líder de la oposición argumentó que lo que no habrá en ningún caso es contactos bilaterales con el Gobierno. «Ahora, en el ámbito parlamentario -adujo- habrá que hablar con los grupos y ver las enmiendas». A su juicio, es la forma de dar una respuesta a algo que «preocupa a la gente enormemente». Y ya ha enviado una carta a todos los grupos para que se sumen.

Lo paradójico es que, a pesar de defender durante meses que el acuerdo entre los dos grandes partidos en la ley de transparencia era deseable y posible, los socialistas consideraron que la «connivencia» demostrada por Mariano Rajoy con el extesorero del PP, y su falta de explicaciones tras la publicación de los 'sms' que ambos cruzaron hasta el pasado enero, hacía inviable una conversación sobre transparencia con los populares y abandonaron la negociación parlamentaria durante su tramitación en ponencia.

Finalmente, volvieron al debate una vez el presidente del Gobierno se plegó a comparecer ante el pleno de la cámara para ofrecer «su versión» del 'caso Bárcenas', pero hicieron bien explícito su distanciamiento al votar en contra del texto que se aprobó en comisión. Aquella comparecencia no cambió, a ojos del PSOE, nada. Rubalcaba no solo exigió a Rajoy una vez más su dimisión sino que le acusó de «amparar a un delincuente» y afirmó que, en lugar de actuar en defensa de los intereses de España, se había comportado como «el presidente de un partido que ha crecido, ha vivido y ha ganado elecciones aupado en un sistema de financiación ilegal durante más de 20 años».

Ahora, el secretario general de los socialistas cree que nada de eso empece la tarea de buscar, de manera conjunta en el Parlamento, fórmulas que pongan coto a la corrupción, aunque asegura que su formación va seguir haciendo «hincapié» en que Rajoy tiene que explicar «por qué ha mentido»; al hilo de la destrucción del disco duro del ordenador usado por el extesorero popular sostiene que el mes de agosto ha servido para «certificar» que el PP «no ha dejado de mentir en ningún momento», y dice que no consentirá que el jefe del Ejecutivo esconda a Bárcenas tras la prima de riesgo.

Equilibrio complejo

En el primer partido de la oposición alegan que uno de los principales objetivos políticos del PSOE para este curso político consiste en un equilibrio casi imposible: «Tenemos que conseguir que el PP y Rajoy asuman responsabilidades, pero no podemos 'barcenizar' la vida política porque hay más cosas que afectan y preocupan a los ciudadanos», justifica un miembro de la dirección.

Esas cosas, además de la corrupción, son las derivadas de la política puesta en marcha por el Gobierno en respuesta a la crisis económica. La ejecutiva de ayer dedicó buena parte de su tiempo a hablar sobre la propuesta de reforma del sistema de pensiones que el partido planteará en el Pacto de Toledo en contraposición a los planes expuestos por la ministra de Empleo, Fátima Báñez, a los sindicatos. Nada ha cambiado en este sentido, los socialistas insisten en que no apoyarán ningún factor de sostenibilidad que afecte una bajada de las pensiones y se muestran abiertos a discutir sobre nuevas formas de ingresos.

Rubalcaba dio por bueno que lo peor de la crisis ha pasado y que «hemos dejado de caer», pero se negó a atribuir el mérito de la mejoría a la labor de Rajoy y de los gobiernos conservadores del resto de la Unión Europea. «Es a pesar de lo que han hecho -dijo-; el cambio sigue siendo imprescindible, las políticas de ajuste tienen que dar paso a las de crecimiento». «Ahora el problema es cómo crecemos porque no podemos pasar de la recesión al estancamiento», insistió.