GAUCCI Y SU ¿ESPANTADA?

Que sí, que el italiano coge las maletas y se va. Si ya decía yo que no tenía un duro, mucho rollo y al final nada. Ya verás que coge y nos arruina el club, si es que ya se veía venir con el equipito que hicieron la temporada pasada.

Estas frases se han escuchado en los mentideros futbolísticos de Cádiz en los últimos tiempos. Momentos de incertidumbre sobre el futuro del club amarillo que han sido alimentados por diversos sectores que no han hecho sino especular sobre posibilidades y noticias que nunca llegaban a ser reales.

No es menos cierto que el propio club y sus dirigentes no han ayudado a sofocar el fuego de las especulaciones. Que Alessandro Gaucci dijera hace algunas semanas que no iban a pagar el último plazo a Antonio Muñoz o que no dejara claro qué iba a pasar con este último trámite para el traspaso de poderes. Todo eso ha propiciado que las posibilidades de que su marcha fuera cierta se alimentaran en los últimos días. Sin embargo, y como suele pasar en estos casos, al final 'na de na'. Ni Gaucci se va y ni Pina vuelve (a más de uno le gustaría a pesar de que el presidente del Granada no tuvo 'bemoles' de comprar su Cádiz). Y mientras tanto, la Liga ya ha empezado y el proyecto de este año ha echado a rodar. No obstante, nada importa si el foco de lo deportivo se puede desviar hacia otros menesteres. Si la plantilla no da para las críticas (por ahora) porque este año se han hecho las cosas de otra forma, no importa, pues buscamos otro asunto con el que jugar a los detectives. Porque, ojo, información ninguna, noticias cero, tan sólo rumores e hipótesis sobre qué pasaría si esto o sobre lo otro. Cosas de casa en la que, por otro lado, ni se merece valorar la actitud de Antonio Muñoz que, como siempre, deja mucho que desear.

Y tras leer todo esto, estimado lector, podrá pensar que soy otro más de los que beben agua del italiano. En su derecho estará de pensarlo. Sin embargo, lejos de intereses, al que escribe sólo le mueve un sentimiento y un deseo: informar sobre el Cádiz desde la sensatez y la cordura, y no desde alarmismos innecesarios.