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Griñán se inmola para preservar a Susana Díaz de la quema de los ERE
El presidente andaluz dimite para facilitar el relevo generacional y evitar «la erosión» del caso de corrupción al futuro Gobierno
SEVILLA. Actualizado: GuardarEn algún momento de su secuencia de despedida como presidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán decidió sacrificarse y vincular su renuncia al caso de los ERE fraudulentos. Quizá fue después de que acudiera a comunicarle a Alfredo Pérez Rubalcaba su inminente dimisión, en vísperas de que declarara ante la jueza Mercedes Alaya el ex interventor general. Hasta entonces había rechazado cualquier vínculo entre su salida y el caso de corrupción, del que en absoluto se siente responsable. Pero se sabía en el punto de mira de quienes, dijo ayer, «hacen uso político» del sumario y que la última imputación a Magdalena Álvarez, su antecesora como consejera de Economía, y parte de su equipo, cerraba el círculo en torno a su gestión.
Así, Griñán dio a su marcha un sentido nuevo. Me voy, vino a decir tras oficializar su renuncia, primero porque es necesario «un cambio en la política andaluza, un cambio generacional, que genere impulso y sintonice mejor con la sociedad». Segundo, para «preservar a la Presidencia de la Junta de Andalucía de la erosión que se ha venido produciendo en estos últimos meses al monopolizar de forma injusta, en mi opinión, con el presidente de la Junta de Andalucía en el caso de los ERE». Pese a estos reconocimientos, insistió en su inocencia en el caso, aseguró que no se le puede imputar ningún delito y confió en que el tiempo ponga las cosas en su sitio.
El dirigente socialista, como ya hizo en la entrevista que publicó el domingo este periódico, admitió el daño personal que le ha causado el caso, «quien me conoce sabe cómo soy, cómo vivo y como he vivido en estos 43 años de servicio público». Admitió el dolor personal y familiar, «no tengo mandíbula de hierro».
Griñán entregó sus declaraciones de bienes y de la renta de 2009, año en que llegó a la Presidencia de la Junta, y 2012, la última antes de su marcha, para demostrar que no ha incrementado su patrimonio ni ha tenido ingresos ocultos, aunque estos documentos ya están en la web del Gobierno andaluz.
El presidente ya en funciones rechazó que su marcha al Senado sea para mantener el aforamiento ante una posible imputación de la jueza. A su juicio, el presidente federal del PSOE, cargo que ostenta, debe tener un espacio parlamentario.
Respecto a su otro puesto, el de secretario general del PSOE andaluz, no desveló sus planes, pero la convocatoria de un congreso extraordinario para dar el relevo también en el partido a Susana Díaz, quizá en enero, está en la mente de todos.
Griñán se declaró comprometido con el éxito de la conferencia política que el PSOE llevará a cabo en otoño y anunció que Andalucía llevará una propuesta para limitar el mandato del presidente del Gobierno y los presidentes autonómicos en un futuro, una cuestión que esgrimió como primer argumento de su anuncio de salida.
Consumado el relevo
La elección de Susana Díaz fue ratificada horas después por el comité director del PSOE de Andalucía, supone el fin de una generación política, la de la transición. La futura presidenta, de 39 años, supone «un cambio generacional y un cambio de género». «Será una presidenta nacida en los 70, representativa de la mayoría social que hoy en Andalucía dirige empresas, asociaciones, hospitales» y la primera mujer en el cargo.
El PP, en cambio, interpretó la dimisión de Griñán como «una huida y una 'espantá'» que, según apuntó su secretario general, José Luis Sanz, no exime al ahora presidente en funciones de la Junta de Andalucía de sus responsabilidades en el caso de los ERE. El número dos de los populares andaluces calificó a Griñán como «el peor presidente de la Junta en la historia democrática» por haber consumado «el mayor engaño electoral» al presentarse a las elecciones de hace un año y medio a sabiendas de que iba a dimitir para dejar paso a Díaz.