EL RAYO VERDE

ARDE SEVILLA

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Quizás el único espacio político de Sevilla donde se respira calma hoy es en el despacho de Griñán. Aparte, por supuesto, del Parlamento, donde aún nadie ni siquiera calienta un escaño. En estos días en que los termómetros han alcanzado los 50 grados, los próceres de uno y otro signo aguardan acontecimientos en tensa espera.

En el PP-A se debate quién debe ser el candidato, cuándo se ha de elegir, qué cambios hará Rajoy, si Arenas teminará siendo el cabeza de turco del caso Bárcenas y si conseguirá colocar a su brazo derecho, Antonio Sanz, como delegado del Gobierno andaluz, en sustitución de Carmen Crespo, a quien impulsaría hacia la cabeza de cartel a tal fin.

En IU encaja el equipo de Maíllo y se engrasan máquinas por si acaso hay elecciones anticipadas, con el candidato en el aire.

Los socialistas, frente a los hechos consumados, tiene muchas incógnitas: Susana Díaz no sólo ha de formar gobierno, también debe renovar los cargos de su grupo parlamentario, abandonar el mando de su partido en Sevilla, que es la federación más importante, y dar el relevo a alguien que conserve el pacto actual y definir la apuesta del PSOE-A en Madrid, aparte de la próxima conferencia política.

El único tranquilo, y hasta contento, hoy por hoy, es Griñán. Parece haber encajado todas las piezas y, aunque aún queda por ver una parte de su muy trabada estrategia, sobre todo cuándo va a dejar la secretaria general del PSOE-A, ya está «au dessous de la melée», de decir viendo los toros desde la barrera.

Desde esa tranquilidad mental se entienden sus declaraciones de ayer a este periódico, en las que, al fin, reconoce el peso que en su salida ha tenido el caso ERE y acepta el desgaste político que le ha supuesto. Político, es decir personal: «He podido leer en los últimos meses cosas terribles que no coinciden con quien soy yo», dice. Es imposible no coincidir con él en que «la lucha por el poder se ha hecho obscena». Acabar con estas prácticas no es cosa de solo uno. Un nuevo pacto se impone en este sentido.