Firmes como una roca
El Gobierno tiene una montaña de razones para considerar que Gibraltar se burla de la legislación española y, por extensión, de la europea
Actualizado: GuardarSi para algo ha servido la crisis diplomática más larga entre Gibraltar y España que se recuerde a los dos lados de la frontera en los últimos 20 años ha sido para conocer la cantidad y gravedad de las tropelías que comete el gobierno de la Roca o consiente por flagrante omisión de sus responsabilidades. El acoso a los pescadores con bloques de hormigón fue el desencadenante pero al cabo de varias semanas se ha convertido en el primero de muchos motivos para parar los pies a los responsables de la colonia. El creciente estado de indignación del Gobierno de España, cargado con una montaña de razones, ha servido para recordar, más que para descubrir. Y entre lo recordado aparecen unos índices de contrabando de tabaco que han crecido en un 200% en los últimos años. Por no hablar de los perjuicios económicos que, por competencia desleal gracias a la distinta tributación, causa al comercio de la comarca gaditana colindante. Pero eso puede ser la punta del iceberg comparado con la opacidad de las operaciones financieras que se realizan en Gibraltar, con el amparo a cualquier tipo de actividad lesiva contra los intereses españoles ( ¿Nadie recuerda ya el 'caso Odyssey'?) que incluye el acoso permanente a las fuerzas de seguridad españolas, con grabaciones, insultos e infamias. Todos estos agravios han existido, de forma casi permanente, durante demasiado tiempo. Volver a descubrirlos ahora nunca debe ser motivo de conformismo. Nunca debe llevar a darlos por buenos porque son antiguos. Bien al contrario, son los cimientos sobre los que el Estado debe permanecer firme, como una roca, para no volver a ceder.