Un momento de rodaje de la cuarta entrega de la saga REC que se rueda estos días en Terrassa. :: TONI GARRIGA / EFE El cineasta ilerdense Jaume Balagueró, que cierra una era. :: TONI GARRIGA / EFE
Sociedad

Balagueró pone fin a su idilio con el terror

Cambiará de registro con un thriller para dejar atrás una franqucia que ha recaudado más de 51 millones de euros con sus primeras tres películas El realizador catalán rueda 'REC 4', última entrega de la exitosa serie que se estrenará el año próximo

BARCELONA. CATORCE AÑOS DESPUÉS DE FIRMAR SU PRIMER LARGOMETRAJE ('LOS SIN NOMBRE') Y TRAS DIRIGIR UNA DECENA DE PELÍCULAS EN SU ASCENDENTE CARRERA, LA MAYORÍA DE ELLAS RELACIONADOS CON EL GÉNERO DE TERROR, LA SANGRE Y EL CINE FANTÁSTICO, EL CINEASTA CATALÁN (LÉRIDA, 1968) PREPARA SU PRIMERA INCURSIÓN EN EL CINE MÁS CONVENCIONAL. Actualizado: Guardar
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No quiere dar demasiadas pistas, pero Jaume Balagueró, el indiscutible rey del cine español de terror, responsable de buena parte de la saga REC que ha recaudado en sus tres primeras entregas más de 51 millones, ha decidido que quiere cambiar de registro y poner fin a su idilio con el sanguinolento y aterrador género.

No será una comedia, ni un western. Casi con toda seguridad será un 'thriller', «para que el cambio no sea muy brusco». Pero eso será a medio plazo. A corto, antes de abandonar el género de terror al que tanto debe, tiene una cuenta pendiente: culminar la saga de REC, su criatura más exitosa y renable la que le ha proporcionado un nombre en el universo cinematográfico.

Director de las dos primeras entregas, en otoño de 2014 regresará a las pantallas con la cuarta de la saga, la que supone su colofón: el apocalipsis. «El horror llegará a niveles superiores», afirma el realizador ilerdense en Terrassa (Barcelona), donde estos días rueda las escenas finales del largometraje.

'REC 4 Apocalipsis' comienza justo cuando acaba la segunda entrega de la franquicia. Justo en el momento en que la reportera Ángela Vidal (Manuela Velasco, la teniente Ripley del cine español), superviviente de una terrible infección, es evacuada de un edificio. Ella, junto con otros rescatados, será puesta en cuarentena en un inquietante barco en medio del océano. Cuando todo parece estar controlado, la semilla del mal renace adoptando desconocidas y terribles formas, según reza la documentación del filme. «La peli es una pesadilla», confirma Velasco. «En el barco se desata el horror, ya no puedes salir de ahí. No hay escapatoria para nadie», señala el cineasta ilerdense. Balagueró, director y coguionista junto a Manu Díaz, no se atreve a asegurar tajantemente que esté rodando la entrega más terrorífica de la serie. Pero sí cree que aportará un miedo específico, «nuevo, diferente y más claustrofóbico».

El barco, y sus estrechas dependencias, jugarán un papel crucial alimentando esas opresivas sensaciones. El cineasta busca un terror «más clásico, puro y duro, sin concesiones», alejado del que marcó estilo en la saga y que sobre todo pretendía implicar al espectador, hacerle partícipe de lo que ocurría en las escenas, como si las estuviera sufriendo en carne propia.

«El final es apoteósico», anuncia Velaco, una actriz que se inició en la pequeña pantalla y que se hizo un hueco en el cine con su participación en la primera entrega de REC.

Franquicia de éxito

La cuarta entrega de la aterradora franquicia pondrá el colofón a una de las sagas más rentables de la historia del cine español del siglo XXI. Una mina de oro solo superada por la de Torrente, que lleva unos 70 millones recaudados en cuatro películas. «REC 4 no tendrá continuación. Es la última, el apocalipsis. Por lo que a mí respecta, yo acabo. No sé si alguien decidirá que la saga continúe, pero no creo», afirma el director, responsable también de 'Mientras duermes'.

Junto al indiscutible éxito de la saga, Balagueró deja un estilo -las escenas rodadas con la cámara en mano- muy presente en las dos primeras películas, y al que renuncia ahora «para no ser repetitivo». Apuesta por una fórmula de terror, muy propia, que mete en la historia al espectador, que vivirá la película de forma subjetiva, casi desde dentro, lo que aumentará sus terrores.