Apuntes

El verano de los hospitales

Aunque la denuncia sindical de «altas precipitadas» por falta de camas parece un exceso resulta increíble que la Junta defienda que la atención sanitaria se mantiene

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Es una queja habitual de cada verano pero ayer superó una línea roja de gravedad que ha quedado aclarada. Dos sindicatos, no minoritarios, en el hospital Puerta del Mar aseguran que el centro está impulsando el alta precipitada de algunos ingresados para evitar el colapso, puesto que la falta de camas hace que falten plazas. Esta denuncia contiene una gravedad que la convierte en difícilmente creíble. De hecho, el Servicio Andaluz de Salud la desmiente hasta el punto de valorar una denuncia judicial como respuesta a lo que considera una difamación. Resulta complicado pensar que decenas de médicos y enfermeros especializados vayan a consentir tamaño despropósito, a facilitar una negligencia que compromete su desempeño profesional (dar un alta antes de tiempo, sin que se den las circunstancias que la recomienden) sólo por dejar libre una cama. Cuesta demasiado pensarlo y los denunciantes harían bien en presentar pruebas para respaldar tamaño atropello en un servicio público. Hablamos de comprometer adrede la salud de los usuarios.

Pero con todas las reservas y censuras que merezca el alarmismo de esa queja exagerada, la Junta de Andalucía debe plantearse por qué cada verano se le acumulan las denuncias, las protestas y las reclamaciones en verano. Por más que la administración asegura que se cierran unas pocas camas, unos pocos centros, durante unas pocas horas y después de comprobarse que cae la demanda de servicio, la realidad demuestra que no es así, que ese cálculo es erróneo y que responde a un recorte camuflado. Puede que esta denuncia no sea justa o exacta pero parece igualmente difícil de creer que todas las demandas por carencias del servicio sean erróneas.