Parientes del preso palestino Jamil Nabi Annatsheh, esperan su salida de prisión. :: AMMAR AWAD / REUTERS
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Los asentamientos judíos alejan la paz

La construcción de 2.000 nuevas casas más allá de la línea verde complica el proceso negociador que arranca hoy en Jerusalén

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Palestinos e israelíes vuelven a sentarse frente a frente para intentar alcanzar un acuerdo de paz. Después de tres años sin negociaciones directas, la presión de Estados Unidos ha logrado resucitar el proceso cuando se cumplen veinte años de los Acuerdos de Oslo, el inicio de un camino que hasta el momento ha demostrado ser estéril para lograr «una solución permanente al conflicto» tal y como pusieron por escrito Isaac Rabin y Yaser Arafat ante la mirada de Bill Clinton. Las horas previas a la vuelta a la mesa de negociación, que se producirá en Jerusalén, han estado marcadas por el anuncio del Ministerio israelí de Vivienda de licitaciones para la edificación de más de 2.000 viviendas en Jerusalén Este y Cisjordania. Una «amenaza» para el diálogo, según Yasser Abed Rabbo, alto responsable de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), para quien la actitud colonizadora judía puede «provocar el colapso de las negociaciones incluso antes de que se inicien».

El Gobierno de Benjamín Netanyahu anunció el domingo la edificación de 1.200 casas en asentamientos de Cisjordania y Jerusalén Este y esperó a la víspera del reinicio del proceso de paz para dar luz verde de forma oficial a la construcción de otras 942 viviendas, esta vez en el asentamiento de Guiló, barrio de Jerusalén Este. El secretario de Estado estadounidense, John Kerry, padrino de este enésimo intento de lograr la paz, no mostró sorpresa ante los anuncios expansionistas de Israel porque se trata de «algo esperado hasta cierto punto» y pidió a «todas las partes a que no reaccionen o no hagan provocaciones de manera adversa».

Una petición de buenas intenciones formulada durante su viaje oficial a Colombia similar a la formulada por la UE que, tal y como expresó el portavoz comunitario de Exteriores, Michael Mann, espera que «las negociaciones logren progresos. Las dos partes han decidido ciertas cosas para facilitar el proceso y esperamos que sigan manteniendo el liderazgo político mostrado hasta ahora para lograr avances concretos». Respecto a los asentamientos Mann se limitó a repetir la postura oficial de Bruselas que defiende que «son ilegales bajo la legislación internacional y amenazan con minar una solución de dos estados al conflicto palestino-israelí».

Las condenas de la comunidad internacional no se traducen en hechos y la colonización se ha convertido en el principal escollo para la paz. Fue el motivo principal esgrimido por el presidente Mahmud Abás para abandonar el diálogo en 2010, presionado por una realidad que ha provocado que más de 250.000 israelíes vivan en barrios judíos levantados en zonas ocupadas de Jerusalén Este que fueron anexionadas por Israel al territorio municipal de la ciudad y otros 300.000 lo hagan en las más de cien colonias que pueblan Cisjordania. Pese a su vuelta a la mesa de paz Netanyahu se comprometió antes de su reelección en enero a continuar con la expansión en el futuro y seguir con una línea ascendente como la de 2012, año en el que la construcción de casas ilegales creció un 300% respeto al año anterior según un informe de la organización Peace Now. Los últimos veinte años de negociaciones han servido para que la población de colonos se duplicara con un crecimiento anual tres veces superior al del otro lado del muro.

Liberación de presos

Los anuncios de construcción de nuevas viviendas más allá de las fronteras de 1967 sirvieron como ligero contrapeso en los medios israelíes a la liberación de los primeros 26 presos palestinos. La Administración judía cumple de esta forma con una hoja de ruta en la que se ha fijado la puesta en libertad de 103 prisioneros en un plazo de nueve meses, siempre dependiendo de la marcha de las conversaciones. La mayoría fueron detenidos antes de los Acuerdos de Oslo y, entre los primeros 26, hay al menos 21 que cumplían pena por delitos de sangre. Su puesta en liberad provocó las protestas de asociaciones de víctimas que presentaron recursos ante el Tribunal Supremo, pero la Justicia se defendió argumentando que se trata de «una decisión política».

Desde el lado palestino tampoco faltaron las críticas de Hamás desde Gaza. Mahmoud al-Zahar, uno de los máximos dirigentes del grupo islamista, aseguró que las conversaciones «contradicen el consenso nacional palestino» y acusó a Mahmud Abás de «ignorar a los poderes y facciones políticas».