Cristóbal Montoro, tras la última reunión del Consejo de Ministros. :: BALLESTEROS / EFE
Economia

La CEOE propone al Gobierno un canje de deudas ante la reforma fiscal

Pide rebajar la tributación de los empresarios que todavía declaran como personas físicas y que se bonifiquen los nuevos negocios y reinversiones

MADRID. Actualizado: Guardar
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Más gente tributando y no la misma -en realidad, menos, porque la crisis ha reducido el número de declarantes al caer los ingresos y dispararse el paro- pagando más que en los años anteriores. Esa es la receta que desde la Confederación de Organizaciones Empresariales (CEOE) han dado al Gobierno para la reforma fiscal que éste pretende aprobar antes del 31 de marzo de 2014 y cuyos efectos en el bolsillo notaremos ya el próximo año. El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, sin embargo, no parece haberles hecho mucho caso hasta ahora. Ahí están la eliminación de parte de sus deducciones y la reducción del límite legal a otras como, por ejemplo, se plantea hacer ahora con la parte que pueden recortarse de su factura tributaria por la depreciación de la cartera de valores.

Sería la enésima modificación en un impuesto de sociedades que ha sufrido hasta 70 cambios normativos en los últimos cuatro años. No extraña así que desde la patronal reclamen una verdadera «consolidación fiscal» donde, entre otras cosas, se regule de manera «clara», «eficaz» y «estable» el mecanismo de deducciones en las empresas, en particular las ligadas a la internacionalización y las acciones de investigación, desarrollo e innovación (I+D+i).

En un entorno de recesión económica, o de lenta salida de ella -como estaríamos ya, conforme a los últimos indicadores adelantados que maneja el Ejecutivo-, los empresarios no ven «viable» aumentar la recaudación subiendo impuestos o creando otros nuevos -la carga fiscal ha subido «hasta límites difícilmente sostenibles y por encima de la media europea», denuncian-, y sí incrementando las bases imponibles, es decir, el número de contribuyentes, sobre todo en los grandes tributos como la renta (IRPF) y el consumo (IVA), amén de la actividad empresarial (sociedades).

Los datos avalan esta propuesta, que persigue -afirman- una mayor «eficacia recaudatoria». Desde 2007 los ingresos por el impuesto de sociedades han caído a la mitad (-52%), pese a aumentar un 29% el último año por la mayor carga. Eso sí, en 2011 las empresas aún sacaban provecho de una letra pequeña regulatoria que les era favorable (con una variada gama de bonificaciones), de modo que sólo pagaron realmente a Hacienda el 11,6% de sus ganancias contables, 2,2 puntos más que un año antes. Eso de media, porque en la práctica los grandes grupos -multinacionales- apenas tuvieron que abonar un 5% en un ejercicio donde seis de cada 10 compañías (el 59% de las casi 1,4 millones registradas) declararon perdidas.

Incentivar la actividad

Aunque no entra en ese detalle -las pymes sufren la mayor presión fiscal en relación al tamaño-, la CEOE incide en una reforma que «incentive el crecimiento, la creación de nuevas empresas y el empleo». A tal fin, y ante el problema «persistente» de la falta de financiación externa, ve «forzoso» establecer bonificaciones por cualquier reinversión en la propia empresa -no sólo para los beneficios extraordinarios, como ahora- y también por el lanzamiento de nuevas actividades.

Su demanda más llamativa es un puro canje de deudas. Pretende que con el 'nuevo' modelo tributario, el Gobierno «facilite la posibilidad de compensar» las deudas con Hacienda y la Seguridad Social «contra aquellas» que tienen contraídas las administraciones a todos los niveles con las propias empresas. Y también que se les permita diferir el pago del IVA en las operaciones con entidades públicas hasta cobrarlas del todo.

Otra petición novedosa, a priori no contemplada por Hacienda porque supondría una merma recaudatoria, es que se dé el mismo trato fiscal a todos los empresarios, declaren como personas físicas (IRPF) o jurídicas (Sociedades). Para ello, habría que «asimilar» dentro de la segunda modalidad los rendimientos de actividades económicas que se declaran por la primera, pagando al final menos gracias a un tipo más bajo y a unas mayores deducciones.

Finalmente, la patronal quiere que el Ejecutivo central coordine mejor su política tributaria con las autonomías porque «los continuos cambios fiscales no son admisibles».

Nota: esta tabla recoge los tipos máximos previstos en cada tributo; en la práctica, los reales son más bajos por las bonificaciones.