Militares libaneses vigilan la carretera que conecta con el aeropuerto de Beirut, donde se produjo el rapto de los pilotos. :: ANWAR AMRO / AFP
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La guerra siria también se libra en Líbano

Un grupo armado secuestra a dos pilotos de Turkish Airlines para exigir la liberación de nueve chiíes retenidos por opositores a El-Asad

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La inestabilidad que envuelve a Siria desde hace 28 meses ha convertido a Oriente Próximo en un polvorín donde es cada vez más difícil desprenderse del conflicto. El efecto contagio rebrotó ayer con fuerza en Líbano. Dos pilotos turcos de la compañía Turkish Airlines fueron secuestrados en Beirut a punta de pistola por ocho hombres que asaltaron el autobús en el que viajaban varios miembros de la tripulación. La acción, reivindicada por un grupo hasta ahora desconocido que se hace llamar 'Visitantes del Imán Reza', se presenta como un pulso para exigir la liberación de nueve chiíes libaneses que fueron capturados en mayo de 2012 en Alepo.

El rapto de Murat Akpinar y Murat Agca ha encendido las alarmas en el Gobierno de Ankara, que ayer pidió a sus ciudadanos la salida de Líbano. «Los ciudadanos que puedan regresar a Turquía, deberían hacerlo, y los que deban quedarse han de extremar las medidas de seguridad personal y estar alerta», señaló el titular de Exteriores otomano, Ahmet Davutoglu. Asimismo, pidió a la población que se abstenga a viajar al país vecino «si no hay necesidad vital de hacerlo» y recordó a las personas en el exterior que deben estar pendientes en todo momento «de las informaciones y advertencias que puedan emitir tanto el Ministerio como la Embajada».

Las autoridades libanesas, por su parte, han abierto una «investigación exhaustiva» y han iniciado una serie de contactos para dar con el paradero de los pilotos. Los servicios de seguridad se desplegaron en la carretera en la que se produjo el rapto y han establecido puestos de control en la zona. Las sospechas apuntaron inicialmente al conductor del autobús, que partió a primera hora de la mañana del aeropuerto internacional de Beirut y trasladaba a varios miembros de la tripulación a un hotel de la capital cuando fue interceptado. Al ser interrogado por la Policía, el chofer -identificado como Maher Zeaiter y perteneciente a un poderoso clan chií- negó cualquier tipo de implicación y aseguró que se vio obligado a detener el vehículo por miedo a que los atacantes abrieran fuego.

La aerolínea no ha emitido hasta el momento ninguna información sobre lo ocurrido, pero ayer se supo que los otros operarios del vuelo Estambul-Beirut fueron repatriados de inmediato a Turquía. A pesar de los temores manifestados por el Ejecutivo otomano, la tranquilidad parecía la tónica dominante de Turkish Airlines durante la jornada. La rutina se retrataba de forma inalterable y sin ningún tipo de suspensiones ni cancelaciones en los paneles del aeródromo de Estambul y la propia web de la compañía.

Continuas protestas

Los intentos de mantener invariables los vuelos impactan con las protestas que desde mayo del año pasado se suceden ante la sede de Turkish Airlines y la Embajada en Beirut. Las manifestaciones -enclavadas en un llamamiento al boicot de todo lo que represente a Turquía- concentran la indignación de los familiares de los nueve libaneses secuestrados por la oposición siria en el norte del país. Los allegados de los retenidos denuncian que la reacción de Ankara ha sido demasiado tibia y no han hecho todo lo posible por liberarlos debido a las simpatías que sienten por los detractores de Bashar el-Asad. Una milicia rebelde mantiene cautivo al grupo al considerar que se trata de miembros de Hezbolá, que apoya al régimen, y no de chiíes que regresaban de una peregrinación en Irán.

El grupo armado que perpetró el rapto de ayer exige un canje por los chiíes. «Anunciamos que los pilotos serán nuestros invitados hasta que nuestros hermanos sean liberados», indicó el grupo 'Visitantes del Imán Reza' en un comunicado. Inicialmente eran once los libaneses retenidos, pero dos quedaron en libertad el año pasado gracias a las negociaciones entabladas. El diálogo, sin embargo, ha quedado estancado a raíz de la participación de Hezbolá en combates junto al régimen de Damasco.