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El régimen sirio desmiente que el convoy de El-Asad fuera atacado por rebeldes
Dos agrupaciones de insurgentes sirios se adjudicaron ayer a través de Facebook un supuesto ataque al vehículo en el que viajaba el jefe de Estado Bachar el-Asad
Actualizado: GuardarLa negativa del régimen no se hizo esperar cuando dos grupos rebeldes sirios reclamaron ayer la autoría de un presunto ataque al convoy en el que viajaba el presidente sirio Bachar el-Asad, en Damasco.
La brigada del Islam declaró a través de su cuenta de Facebook haber disparado proyectiles de mortero contra el vehículo en el que el presidente se dirigía a una mezquita la pasada madrugada para participar en el rezo del 'Eid al Fitr', también considerado la oración de clausura para el mes de ayuno del ramadán. Este grupo aseguró en la red social que «el convoy de Bachar el-Asad fue alcanzado por proyectiles de muyahidines -guerreros santos- en las inmediaciones de la mezquita de Anas bin Malek en el barrio de Al Malki».
Al mismo tiempo, Firas al Bitar, el general del grupo 'Tahrir al Sham', reveló a través del mismo medio que su agrupación disparó 17 proyectiles de mortero, con un calibre de 120 milímetros, contra la comitiva de Al-Asad. El oficial también declaró que uno de los insurgentes había presenciado el impacto de uno de los proyectiles contra el convoy del jefe de Estado, en las inmediaciones del hotel Meridien, próximo a la céntrica plaza de los Omeyas. Aunque no pudo determinar si había habido víctimas.
Los insurgentes afirmaron que conocían con antelación la ruta del presidente para el día de ayer, y muy probablemente, la mezquita a la que el presidente acudiría a rezar de madrugada. La brigada 'Tahrir al Sham' acompañó sus declaraciones con la publicación de un vínculo de la Coordinadora de la Revolución Siria en el barrio de Muhayirin donde en las horas previas al supuesto ataque se revelaron los intensos preparativos de seguridad que se estaban llevando a cabo en los alrededores de la mezquita de Anás bin Malek. El cierre de calles y la retirada de vehículos en la zona incrementó las sospechas de que, efectivamente, esos serían los movimientos y la ruta del jefe de Estado durante la jornada.
El Observatorio Sirio de Derechos Humanos, confirmó el impacto de varios proyectiles en la zona donde se ubica la mezquita Anás bin Malek, al mismo tiempo que la opositora Comisión General de la Revolución Siria y los Comités de Coordinación Local afirmaron que hubo una fuerte explosión en el barrio de Al Muhayirín, donde se localiza el palacio presidencial.
Sin embargo, la portavoz de la también opositora Coalición Nacional Siria (CNFROS) -cuyo presidente viajó ayer al territorio ocupado por los rebeldes en la provincia de Deraa para asistir a la oración del 'Eid al Fitr' en una mezquita del área-, declaró a la agencia de noticias 'Efe' que su agrupación aun no había conseguido confirmar si el atentado se había producido realmente.
Una sarta de mentiras
El régimen no tardó en desmentir el ataque emitiendo imágenes de El-Asad por televisión, donde aparecía encabezando el rezo del 'Eid al Fitr' y saludando a los fieles congregados en la mezquita. El Gobierno enfatizó su postura mediante un comunicado del ministro de Información, Omran Zubi, quien dirigió sus declaraciones a las cadenas árabes Al- Yasira y Al-Arabiya calificando de mentiras y falsedades las informaciones difundidas por las mismas. El ministro añadió que la agresión al convoy presidencial no era más que la noticia con la que las dos proveedoras árabes «sueñan», y apresurándose a zanjar el tema, afirmó que «la vida es normal en Damasco, y la situación es mejor que buena».
Los coches circulaban ayer con normalidad por la capital, que amanecía tranquila y sin restos de ataques. Sin ningún dato confirmado y con ambas partes en conflicto por la verdad, Siria parece haber caído víctima de la desinformación y del afán de protagonismo y titulares de los insurgentes, o del ocultismo del régimen y su necesidad de mantener una aparente calma.