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Los islamistas desafían al Gobierno egipcio
Miles de partidarios de los Hermanos Musulmanes salen a la calle en el fin del Ramadán y piden la vuelta de Mursi
Actualizado: GuardarEgipto se enfrenta a un 'viernes de oración' de alto riesgo. El primer día después del fin del Ramadán será propicio para la fiesta, pero también para la reivindicación. Y una vez descartada por el Gobierno provisional la mediación internacional para alcanzar la estabilidad en el país tras el golpe militar del 3 de julio, los partidarios del depuesto presidente Mohamed Mursi han anunciado su intención de permanecer en la calle «hasta la victoria».
Miles de simpatizantes de los Hermanos Musulmanes celebraron ayer en El Cairo el 'Eid el Fitr', la ceremonia del fin del Ramadán, desafiando la orden gubernamental de dispersarse. Hombres, mujeres y niños llenaron las plazas de Nahda y Rabaa al-Adawiya para participar en la plegaria de la madrugada que marca el fin del mes de ayuno, que en Rabaa al-Adawiya compartieron con la esposa de Mursi, Nagla Mahmud. Se trataba de su primera aparición en público tras el golpe militar y su presencia fue saludada con gritos que pedían el retorno del derrocado presidente, recluido en una prisión cuyo emplazamiento exacto no se ha dado a conocer.
En otro punto de la capital, la popular plaza Tahrir, se concentraron los partidarios del nuevo Ejecutivo, que siguieron la oración colectiva dirigida por el imán Gomaa Mohamed Alí. En su sermón Alí se mostró contrario a cualquier derramamiento de sangre y subrayó que las acampadas islamistas «deben ser desmanteladas por medios pacíficos». Intentaba llamar a la calma después de la dureza mostrada el miércoles por el Gobierno, que amenazó de nuevo con dispersar las asambleas permanentes que mantienen sus opositores en lugares estratégicos de El Cairo y aseguró que hasta ahora no se había dado la orden debido al «carácter sagrado» del Ramadán.
También caldeó los ánimos el grupo Tamarrud (rebelión), organizador de las masivas protestas contra Mursi del pasado 30 de junio, que pidió ayer a los egipcios que se congregaran en «las plazas de la revolución» para respaldar al Ejército. Las principales autoridades del país hicieron piña en la mezquita de las fuerzas armadas en el inicio del 'Eid al Fitr'. Al templo acudieron el jefe militar y hombre fuerte del nuevo Egipto, Abdel Fatah el-Sisi; el presidente interino, Adli Mansur; el vicepresidente de Relaciones Exteriores, Mohamed el-Baradei; el primer ministro, Hazem el Beblaui, y el titular de Interior, Mohamed Ibrahim.
Fue el presidente Mansur quien el miércoles dio por fracasada la mediación internacional, mientras el primer ministro pidió a los Hermanos Musulmanes que asumieran «las consecuencias de sus violaciones de la ley y de poner en peligro la seguridad pública». Los islamistas continúan denunciando un golpe contra el primer presidente elegido democráticamente en el país y manifestándose contra lo que llaman «un Estado policial», que ha arrestado a varios de los antiguos dirigentes.
Hoja de ruta
Desde las intensas protestas del 30 de junio exigiendo la salida de Mursi y la convocatoria de elecciones anticipadas, que allanaron el camino al golpe militar, la mayoría de la prensa local y gran parte de la población acusa a los partidarios del expresidente de «terrorismo» y les piden que se dispersen para dar un impulso a la transición política. Según las autoridades interinas, este periodo no será superior a nueve meses. El trabajo del Gobierno provisional mientras tanto será elaborar una nueva Constitución antes de que se celebren los comicios a principios de 2014, según la hoja de ruta trazada por el Ejército con el apoyo de líderes políticos y religiosos.
Los choques en las calles desde finales de junio han dejado más de 250 muertos. Otras 62 personas han resultado heridas en todo el país. La escalada de violencia llevó a los representantes de la diplomacia europea a insistir ayer en la necesidad de continuar la mediación entre gobierno y oposición egipcios pese a la falta de progresos. El portavoz comunitario de Exteriores, Michael Mann, recordó que la UE ha pedido que «se garantice el derecho de expresión mientras las manifestaciones (de los partidarios de Mursi) sean pacíficas» y urgió a las dos partes a mantener la calma.