Números para maquillar quejas

El verano está lleno de plagas y olas. Suelen aparecer las de mosquitos, las de medusas y las de calor. Tampoco son infrecuentes las canciones que parecen pandemias. Dentro de los tópicos informativos, además de los incendios forestales y las operaciones de salida en tráfico, se empiezan a hacer familiares los balances del curso recién terminado. En el caso de la Junta de Andalucía resulta chocante que tengan un contenido eufórico, autosatisfactorio, que habla de respaldo y complicidad de los usuarios que, misterio, luego se llevan el resto del año protestando por las carencias en gran proporción. Entre los publicados ayer, parece llamativo el estudio de satisfacción de los ciudadanos que pasan por hospitales y centros de salud. Según sus propias encuestas (ya se sabe lo que se dice de todas ellas y las leyendas que pesan sobre su confección a medida) resulta que nueve de cada diez gaditanos recomendaría sus médicos o sus instalaciones sanitarias públicas a sus amigos y familiares. Nada menos que nueve de cada diez. Sólo hay una persona en cada decena que, o bien está disconforme, o bien se mantiene al margen, ni frío ni calor, ni recomendación ni crítica.

Asombroso. Ahora falta que la administración autonómica explique cómo casan esos números con las constantes protestas y movilizaciones en numerosas poblaciones en las que, especialmente en verano, la atención queda por debajo de los mínimos recomendables en dotación personal y material. Es el efecto indisimulable de unos recortes que, aunque trata de disimular la Junta, son perceptibles por la población aunque luego no aparezcan en esos sondeos.

Para los dirigentes del gobierno andaluz, los demás son los únicos que aplican medidas restrictivas de gasto pero la realidad es muy tozuda y demuestra que son los socialistas de la Junta los que las imponen en primera persona. Por más que las encuestas digan lo que conviene decir.