La Escuela de Náutica como ejemplo
El empeño de la Junta en traspasar el edificio ruinoso al Ayuntamiento ilustra su gestión sobre inmuebles y solares en la capital gaditana
Actualizado: GuardarPodría parecer chocante de no ser por la reincidencia que amortigua el efecto sorpresa. Una administración permite, por omisión, que un edificio bajo su responsabilidad, protegido además por su particular arquitectura y sede de algún servicio público, se deteriore de forma alarmante. Hasta el punto de que las autoridades decretan su cierre, su imposible utilización. Después de anunciar varios planes vanos, proyectos grandilocuentes, caros, lejanos e imposibles, esa misma institución pretende traspasar la responsabilidad, dejar el abandonado espacio, aún más deteriorado, a otra administración para endilgarle el posible arreglo, el improbable derrumbe, la utilización futura y, sobre todo, poder señalar a otros culpables mientras disimula una negligencia propia. Por más difícil que resulte comprenderlo, es la Junta de Andalucía la que ha puesto en marcha este proceso, punto por punto, con la Escuela de Náutica, un edificio protegido, histórico y emplazado además en un lugar tan simbólico como el frontal de La Caleta, que parece un imán para despropósitos urbanísticos tras sumar nombres como Valcárcel y El Olivillo.
El único motivo para creer que tal secuencia de despropósitos es real está en que la administración autonómica, con matices en cada caso, ha repetido este 'modus operandi' en varios de los solares y edificios más voluminosos y señalados de su patrimonio en la capital gaditana. Aunque sin construcción alguna, ya mareó la perdiz y dejó pasar los años con el suelo de Construcciones Aeronáuticas, con el empeño de la que la Zona Franca intentara solventar el estropicio tras renunciar a construir el anunciado hospital. Semejante proceder tuvo con Tiempo Libre. Y aún tiene la desfachatez de pedir suelo para construir oficinas. Sería un caso asombroso de no ser un ejemplo. Así suele actuar la Junta en Cádiz.