Italia busca respuestas tras la muerte de 38 personas al caer su autobús al vacío
Se investiga la razón del exceso de velocidad con el que el vehículo llegó al viaducto de Acqualonga, en la autopista que une Nápoles y Canosa
Actualizado: GuardarCuando España sigue consternada por el accidente de tren ocurrido en Galicia el pasado miércoles, hoy es Italia la que llora a sus muertos. Son 38 los fallecidos el domingo por la tarde al caer el autobús en el que viajaban por un puente de la autopista A16 que une Nápoles y Canosa, a la altura de Monteforte Irpino. Además resultaron heridos los otros diez pasajeros y nueve personas que iban en varios coches contra los que chocó el autobús antes de precipitarse al vacío.
Los ocupantes del autocar eran un grupo de familias de pueblos cercanos a Nápoles que solían organizar salidas. Volvían de pasar dos días en el balneario de Telese Terme (Benevento) y de visitar Pietrelcina, la localidad natal de Padre Pío, uno de los santos más venerados en Italia. Acababan de pasar el peaje de Avellino cuando el autobús inició el descenso de una cuesta pronunciada. Los paneles avisaban la existencia de retenciones en el kilómetro 28 desde las siete de la tarde. Eran las ocho y media y el tráfico era todavía muy denso en la autopista. Además, señales verticales obligaban a reducir la marcha en la fuerte pendiente, donde ya se han producido varios accidentes graves.
Pese a todo, el autobús no frenó y chocó violentamente contra varios automóviles antes de romper la barrera del viaducto y caer desde una altura de 30 metros. Los equipos de rescate definieron como «un infierno» el lugar del siniestro. Además de la decena de coches afectados dispersos por la carretera, algunos de ellos totalmente destrozados, los bomberos encontraron a muchas personas asomadas en el puente. Entre dos árboles estaban los restos del autocar y se oían los gritos de los supervivientes, entre ellos cinco niños. El jefe del equipo de los bomberos, Pellegrino Iandolo, explicó las dificultades para acceder a la zona y efectuar el rescate, con el peligro añadido de un gran trozo de cemento desprendido del viaducto que colgaba sobre el autobús.
Después de varias horas de trabajo, 36 cuerpos -incluido el del conductor- quedaban tendidos sobre el asfalto y 20 heridos eran trasladados de urgencia a varios hospitales de la zona. Dos de los pasajeros murieron poco después en el hospital.
Los cadáveres fueron depositados durante la noche en el gimnasio de la escuela Don Bosco de la localidad de Monteforte Irpino, convertido en tanatorio, para proceder a su identificación. Allí llegaron poco a poco los familiares. Algunos recordaban que las víctimas ya habían reservado la próxima excursión, una semana en Croacia, organizada como siempre por Luciano Caiazzo, el «jefe del grupo», dueño de una charcutería en Pozzuoli y también fallecido.
Otro drama se añadía a estas muertes. El director del hospital pediátrico Santobono, Carlo Maranelli, explicó que no se encontraba a los padres de los cinco niños ingresados, en estado muy grave. Citó el caso de una pequeña de tres años que había tenido que ser operada por una fractura craneal y tenía que someterse a una nueva operación y el de otro niño de la misma edad en reanimación, en estado crítico
El exceso de velocidad parece ser la causa del accidente. Se especula con un fallo en el sistema de frenos o con el reventón de un neumático, aunque no había señales de frenado en la calzada. Según algunos testigos, el autobús llevaba la parte frontal o bien levantada o bien arrancada, lo que hace pensar en un choque anterior con el margen derecho de la autopista.
La Fiscalía de Avellino ha abierto una investigación por homicidio múltiple para averiguar la posible responsabilidad del conductor y las condiciones del autocar, que tenía las revisiones en regla. También se analiza el estado de la autopista.