La 'exhibición' del presidente panameño
El protagonismo de Ricardo Martinelli en el apresamiento de un buque con armas enciende las críticas en el país del Canal
LA HABANA. Actualizado: GuardarCuando Ricardo Martinelli, con casco protector, chaleco reflectante, mascarilla y teléfono inteligente, subió al buque norcoreano y difundió por su Twitter fotos de las armas cubanas halladas en las bodegas del 'Chong Chon Gang', abrió un nuevo debate en Panamá. ¿Su actuación respondía a lo esperado en un presidente? ¿Era un 'show mediático' para ganar puntos ante Estados Unidos o para distraer la atención de graves asuntos internos? Los expertos todavía no se ponen de acuerdo en las razones. Pero ha ido bajando el tono de la protesta panameña.
El gobernante abogaba este fin de semana por devolver el barco «a su dueño original»; a sus propietarios el material bélico no declarado y las 10.000 toneladas de azúcar bajo las cuales iban los contenedores con las 240 toneladas de armamento, y por repatriar a los 35 tripulantes detenidos por atentar contra la seguridad nacional. «Diplomáticamente se debe buscar algún tipo de acuerdo y repatriarlos (a los tripulantes) a Corea del Norte», dijo el también empresario de 61 años, acotando que era su «opinión» y era «irrelevante porque sinceramente no conozco la ley».
Sus críticos denuncian que ha interferido en un asunto puramente judicial. También que la detención se debió al chivatazo de Estados Unidos y no a la inteligencia panameña. Sus defensores sostienen que como jefe de Estado puede hacer lo que considere oportuno. Entre los primeros figura el abogado Miguel Antonio Bernal. «Fue una exhibición absurda para anotar puntos con Estados Unidos, y que nos llena de vergüenza, pero así es... su naturaleza es exhibicionista», afirmó.
Su colega Julio Berríos, quien defendió al exdictador Manuel Antonio Noriega, opinó que «lo que hace es contaminar la investigación». Los abogados consideran que ese juicio coincidirá con el de Financial Pacific, el grave escándalo financiero que puso al descubierto una compleja red de estafadores y lavadores de dinero acomodada en la cúspide de la más alta sociedad y con fuertes vinculaciones a nivel internacional. Martinelli aseguró que tenía documentos que lo desvinculaban del tema. También será paralelo a otro proceso que sacudió a los panameños: el esclarecimiento de la muerte de nueve recién nacidos en el Complejo Hospitalario Arnulfo Arias Madrid, el hospital público más importante del país.
Seguridad nacional
Sin embargo, el exministro de Gobierno Renato Pereira afirma que «son momentos en los que se trata de la seguridad nacional y la del Canal, y por lo tanto no se demerita la actuación del mandatario, quien es el jefe de Estado». El Gobierno detuvo al barco por sospechas de que transportaba droga. Dicen que el presidente intervino porque al conocer que eran armas se abría un escenario de política internacional. «El capitán trata de suicidarse, le da un faracho (ataque cardiaco); los 35 tripulantes se amotinan, fue un verdadero lío traer ese barco. Dañaron los motores, las grúas», justificó Martinelli, quien mostró uno de los dos aviones de combate MIG-21.
Pero el Gobierno rebajó el tono al problema al menos hasta que la comisión de las Naciones Unidas determine si el «armamento defensivo obsoleto» -según definieron las autoridades cubanas- rompía las sanciones impuestas al régimen de Pyongyang. Ayer el mismo Fidel Castro salía al paso de las acusaciones vertidas por este caso contra su país: «se intentó calumniar a nuestra Revolución», dijo en una carta, en la que también denunció que «ninguna nación debe poseer ese instrumento de exterminio».
Tras la primera gloria twitera, Martinelli espera. También aguarda el barco norcoreano cuya carga fue trasladada a bodegas en Ciudad de Panamá para alejar a las abejas atraídas por los miles de sacos de azúcar, y las armas a otras instalaciones custodiadas por soldados. Y el gobernante panameño insistía ante los periodistas: «Protagonismo no necesito ninguno, porque ya tengo suficiente con ustedes».