El ultimátum del Ejército para imponer la «reconciliación» asoma a Egipto al abismo
El general El-Sisi da 48 horas a los Hermanos Musulmanes para aceptar la nueva situación y promete mano dura para los que se opongan
Actualizado: GuardarLas calles de Egipto están listas para el enésimo momento clave en un país habituado a vivir al borde del precipicio desde la revolución de enero de 2011. El Ejército fijó un plazo de 48 horas a los Hermanos Musulmanes para sumarse al proceso de reconciliación nacional, de lo contrario promete más mano dura contra los islamistas. En un mensaje difundido en Facebook las Fuerzas Armadas alertaron de que a partir de ahora prometen «no apuntar las pistolas contra su pueblo», pero sí «contra la violencia oscura y el terrorismo, que no tienen ni religión ni nacionalidad».
Después de apenas un año en el poder tras su victoria en las urnas, los Hermanos Musulmanes han pasado de intentar dirigir el país, a ser etiquetados abiertamente de terroristas. El ex primer ministro de la etapa islamista, Hisham Qandil, respondió al aviso de las Fuerzas Armadas con un plan de reconciliación que incluiría la anulación de los procesos judiciales abiertos desde el 30 de junio por motivos políticos y la creación de una comisión encargada de visitar al depuesto presidente Mohamed Mursi, pero no recibió la respuesta de los militares.
El ultimátum vive hoy su primera jornada, un viernes de oración en el que partidarios y detractores del golpe militar que el 3 de julio derrocó a Mursi están llamados a salir a las calles de las principales ciudades del país. La importante presencia de la Hermandad en las calles durante las últimas tres semanas ha agotado la paciencia de un Ejército que espera que los «ciudadanos honorables» se movilicen para reclamar el fin de «la violencia y el terrorismo», según la petición formulada el miércoles por el general Abdel Fatah el-Sisi, jefe de las Fuerzas Armadas, ministro de Defensa, primer viceprimer ministro, y el hombre que maneja el timón de país.
Desde el 3 de julio más de cien personas han perdido la vida en protestas urbanas. Aunque la mayoría de las víctimas son seguidores de la Hermandad, los medios egipcios, los militares y los grupos anti Mursi acusan a la propia Cofradía de provocar estas muertes y de avivar los ataques en el Sinaí, donde ayer murieron otros dos soldados, para obstaculizar la puesta en marcha de la hoja de ruta de los militares que fija la celebración de elecciones a comienzos de 2014. El primer ministro interino, Hazem Beblaui, se sumó a esta teoría de la conspiración islamista y abrió las puertas a una respuesta más dura de las fuerzas del orden debido a que «la presencia de armas, la intimidación y amenazas preocupan sobre todo cuando hay llamamientos a la protesta desde diferentes partes de la sociedad».
Tamarrud (rebelión), movimiento joven que dinamiza las protestas contra Mursi, criminaliza también las movilizaciones de la Hermandad. Su portavoz, Mohamed Abdul Aziz, aseguró que «hay hombres armados en las calles y no dejaremos a los extremistas que arruinen nuestra revolución. Vamos a limpiar Egipto».
Posturas radicalmente opuestas a las defendidas por los Hermanos Musulmanes, que denuncian la colaboración de las fuerzas de seguridad con grupos de matones a sueldo para atacar a sus seguidores, según su dirigente, Farid Ismail, que alertó del riego de «guerra civil». Ismail recordó el «carácter pacífico» de las acampadas frente a la universidad de El Cairo y en Rabaa al-Adawiya y censuró la etiqueta de terrorista que los opositores de Mursi colocan a «todos aquellos que les desagradan».
Desde el extranjero llegó una petición de la Casa Blanca al Ejército para que actúe con la «máxima contención» para no alimentar las «tensiones».
«Un crimen»
La «limpieza» de la que habla Tamarrud supone la salida de la escena política de los Hermanos Musulmanes, vencedores de las cinco votaciones celebradas en Egipto desde la caída de Hosni Mubarak. Algunos de sus dirigentes están entre rejas y el resto en búsqueda y captura, sus oficinas han sido saqueadas, los medios de información clausurados y el Partido Justicia y Libertad (PJL) oficiosamente ilegalizado. Desde la caída de Mursi el grupo ha adoptado una posición firme de no colaborar con lo que califican «un Gobierno golpista» y solo abrieron las puertas a posibles contactos con la mediación de la Unión Europea (UE).
Ante la gravedad de la situación, el Guía Supremo del grupo, Mohamed Badie, emitió un comunicado de respuesta al llamamiento de El-Sisi a quien responsabilizó de «cometer un crimen peor que la destrucción de la Kabaa -lugar sagrado de los musulmanes en la Meca- ladrillo a ladrillo».