EL CINE DE LOS MAYORES
EL AMBIGÚ Actualizado: GuardarEl final de la vida ha sido retratado con cierta frecuencia por el cine. Aún recuerdo vagamente 'En el estanque dorado', aquella melancólica, conmovedora y tierna película que interpretaron Henry Fonda y Katherine Hepburn como el anciano matrimonio protagonista, acompañados por Jane Fonda como la hija en permanente conflicto con un padre que no aceptaba las limitaciones de la vejez. Drama y comedia se entremezclaban en aquella cinta que se estrenó hace más de treinta años. Hoy, Jane Fonda ya ha interpretado más de un papel de anciana, aunque alejada del lado más dramático, siempre con un tono de optimismo y fuerza. Por ejemplo la vimos hace un par de años en la comedia francesa '¿Y si vivimos todos juntos?', en que cinco ancianos deciden compartir sus vidas para no ir a parar a una residencia de ancianos.
Lo de la residencias es capítulo aparte, porque hay películas que los describen como lugares paradisíacos, seguramente para que nos vayamos animando a entrar en una de ellas a medida que pasan los años. En 'Cocoon', en cambio, los ancianos de una residencia descubren el rejuvenecimiento que les producen las aguas de una piscina y acaban marchándose con los extraterrestres en busca de un mundo mejor. Una de las residencias más idílicas es la de 'Cuarteto', el debut en la dirección del anciano Dustin Hoffman. Un grupo numeroso de músicos viven en una residencia donde todos los años preparan un concierto conmemorativo del aniversario de Giuseppe Verdi cuyos ingresos les permite continuar manteniendo la mansión en la que viven.
Resulta un tanto imaginativa porque no parece que esa camaradería y complicidad exista entre miembros de una misma corporación y más cuando sus integrantes se han movido en un campo de competencias artísticas, y es más fácil recriminarse por qué te dieron a ti aquel papel y no a mí; o que mal cantaste y que bien lo habría hecho yo, que compartir besos y abrazos diarios. Algo que podemos aplicar al mundo de la actuación, la literatura o cualquier otra creación.
Pero bueno, el cine es ficción por eso me ha parecido muy entretenida 'Una canción para Marion', que se estrena el próximo fin de semana. Aquí un grupo de ancianos forman un coro animados por una asistente social. Marion (Vanessa Redgrave) es una enferma terminal con una gran ternura y determinación, mientras su marido, el otrora sex symbol Terence Stamp es un ser huraño y solitario que solo vive para Marion pero que no comparte para nada la presencia de su mujer en el coro. Es una comedia dramática, muy inglesa, con ese tono 'british' tan particular que nos lleva con facilidad de la sonrisa a las lágrimas. La verdad se ve muy bien pero pondría un pero: esa manía de disfrazar a los ancianos como si siempre estuvieran en carnaval.
Aquí los vemos de rockeros pero si uno se pasa por una residencia de este país coincidiendo con algún día festivo les vemos en silla de ruedas disfrazados de chulapas y manolos; con traje de faralaes y si nos apuramos de don juanes y doña Inés. Está bien buscarle un tono simpático a la vejez pero en ocasiones se cae en el ridículo. No hay que ocultar lo inevitable y hacer de un drama otro drama, están bien películas como 'Una canción para Marion', en que somos capaces de encontrar el lado amable de la vida, pero también títulos que te sobrecogen y te hacen meditar como 'Amor', la premiada película de Michael Haneke que ahonda en la relación de una pareja cuando se llega al final de la vida, y también en las diferencias con la hija que no deja de pertenecer a otra generación. Por eso, ahora revidándola, me retrotrae a 'En el estanque dorado', que muchos menos trágica, reúne elementos de ésta y otras muchas películas que se han estrenado con posterioridad.