Nostalgia de regatas
Actualizado: GuardarPrecisamente ahora que el buque Juan Sebastián Elcano se encuentra en nuestra ciudad, para finalizar su 84 crucero de instrucción, se me viene a la memoria que hace un año, el puerto de Cádiz acogió a los mejores veleros del mundo para celebrar la Gran Regata, un espectáculo que disfrutaron gaditanos y visitantes durante varios días, y que dejó un extraordinario sabor de boca, especialmente entre los comerciantes que pudieron hacer caja, con el volumen de turistas y miembros de la tripulación que recorrieron de punta a cabo la tacita de plata para degustar su exquisita gastronomía.
Pero no todo fue tan positivo. Un año después recuerdo que en las jornadas previas al evento se convocó una huelga de recogida de basura, que provocó una enorme polémica entre los trabajadores del servicio, el Ayuntamiento y la ciudadanía, sin duda estos últimos fueron los grandes perjudicados del problema laboral. No en vano, durante varios días paseabas por Cádiz esquivando botellas rotas desparramadas por el suelo, restos de comida, etc... Un auténtico despropósito para acompañar a tan esperada e histórica cita.
Pese a todas las repercusiones que tuvieron las reivindicaciones laborales, la ciudad consiguió mantenerse a flote y evitar lo que hubiera sido un auténtico desastre. Que Cádiz se convirtiera en foco de atención por la polémica y no por el extraordinario espectáculo que suponía tener a un centenar de embarcaciones abiertas al público en un recinto de casi cien mil metros cuadrados, preparado para la ocasión con una gran variedad de actividades de ocio, con atracciones para los niños, conciertos para los mayores, además de la posibilidad de conocer las entrañas de los buques llegados desde distintas partes del mundo. Todo un privilegio.
Ahora, con el paso del tiempo, algunos recordarán los problemas que tuvieron que soportar cada noche de verano con los malos olores que provocaba la acumulación de basura en los contenedores, sin que nadie la recogiese. Conviene recordar que debe predominar el interés general al particular, pese a que cada trabajador está en su derecho de ponerse en huelgo, pero si no fastidia al vecino de al lado, todos entenderán mejor su problema.