ESPAÑA

La difícil gestión de un caso endemoniado

El PP reconoce que las acusaciones de su extesorero han abierto la mayor crisis en la historia del partido

MADRID. Actualizado: Guardar
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«La vida es resistir y que alguien te ayude». Todo un resumen de la concepción de la política de Mariano Rajoy expresado en un mensaje telefónicos a Rosalía Iglesias, la esposa de Luis Bárcenas, tras el archivo de la causa contra ellos en el 'caso Gürtel' en septiembre de 2011. El problema es que la resistencia es una buena estrategia si los implicados están en sintonía y tienen el mismo discurso, y el extesorero del PP rompió ambas premisas nada más pisar la cárcel.

«Estamos muy tranquilos, los papeles (de Bárcenas) no son creíbles y Luis dicen que no son suyos», decían los portavoces del partido tras la aparición de la supuesta contabilidad B. En esa fase del caso, el extesorero era uno de los suyos y las muestras de respaldo desde el PP eran continuas. Pero fue 'cantar la traviata' ante el juez y se convirtió en un apestado, un delincuente. Ya era uno de los otros.

La gestión del asunto Bárcenas fue manejable para el partido pese a la aparición de los papeles con la contabilidad B. Entre los dirigentes populares no había sentimiento de culpa o de haber hecho algo irregular con los sobresueldos de los altos cargos del partido, se veía normal que un líder no perdiera dinero por el hecho formar parte del Gobierno. Si se cobraban complementos cuando se estaba en la oposición, por qué no por estar en el Consejo de Ministros. El obstáculo de la ley de incompatibilidades era un asunto que se solventaba con la discreción de los implicados. Con las donaciones irregulares bastaba con trasladar la responsabilidad a los tesoreros, que eran los que llevaban las finanzas. En la dirección del PP nunca se habló de eso, comentan los dirigentes que han tenido esa responsabilidad.

Mentiroso

Pero la situación se ha enrevesado sobremanera. El argumento de que es la palabra de un mentiroso contra la de un presidente del Gobierno podría ser eficaz si no fuera porque el juez y el fiscal han dado credibilidad al testimonio del extesorero, y a partir de sus acusaciones, Pablo Ruz ha ordenado una serie de investigaciones que serán seguidas de citaciones. La tesis de que todo es falso, salvo algunas cosas, no se sostiene, y de hecho el PP ya no la utiliza. Los acusados por Bárcenas niegan las imputaciones, Dolores de Cospedal, o las desprecian con su silencio, Mariano Rajoy.

Mas una cosa es la vertiente judicial y otra la política, y ahí el partido y su líder y presidente del Gobierno están ante un dilema para el que su mayoría absoluta en el Parlamento es insuficiente. El PP no esperaba que los socialistas dieran el paso de la moción de censura, una herramienta democrática excepcional. Solo la amenaza de su planteamiento ha hecho desistir a Rajoy de refugiarse en el mutismo. Ahora bien, cuándo y cómo va a dar explicaciones es una incógnita. El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, dijo ayer que «comparecerá cuando lo considere oportuno y en la forma que crea oportuna».